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miércoles, 18 diciembre
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“Retahílas, bacinerias y cancioncillas tomelloseras”, nuevo libro de Julio Pérez editado por la Peña los Canuthi

julio perez

Este viernes el Auditorio López Torres de Tomelloso acogerá la presentación de un nuevo libro de Julio Pérez Cuartero, editado por la Peña los Canuthi. Se trata de “Retahílas, bacinerias y cancioncillas tomelloseras”. Será a las 21:00 horas y el evento ha levantado gran expectación. Se trata de  una continuación del Diccionario Tomellosero,  si el primero eran palabras, este volumen refleja frases, sentencias, adagios y cancioncillas. No es una segunda parte, nos insistió el autor, “que segundas partes nunca fueron buenas”

El libro tiene tres partes bien diferenciadas, una son las retahílas y las frases, otra, el origen de las palabras y la última es una ampliación del Diccionario. Además, tiene un apéndice en el que se incluyen distintas acepciones de algunas palabras.

Charlamos con Julio Pérez Cuartero y los artífices de que el libro vea la luz, la Peña los Canuthi. Lo que en principio iba a ser una reunión entre todos, por mor del hado se convierte en dos entrevistas. Primero con Julio, por la mañana, en la plaza. Por la tarde con los miembros de la peña, en el Casino de Tomelloso, nada menos.

—Julio, ¿qué vamos a encontrar en “Retahílas, bacinerias y cancioncillas tomelloseras”

—Este libro refleja frases muy tomelloseras. A mí me llamaba poderosamente la atención que personas que eran prácticamente analfabetas fuesen capaces de dar principios filosóficos, que muchos de los pensadores ya quisieran para ellos. Claro, analizando esto llegué a la conclusión de que una persona que se iba “de los amaneceres a solespones” detrás de un arado, en una época en la que no había “arradiejos”, estaba “rebinando” todo el tiempo. Pensando, pensando, llegaban a unas conclusiones de vida que me dejaban asombrado.

—¿Nos puede decir algunas de ellas?

—¡Claro que sí!… Por ejemplo “presumes más que una mierda en un solar”, o “yo cuando voy a ringar o a jimplar, no puedo pear y me tengo que magnar”, estas son muy vulgares y las recogí por lo graciosas que son, tenga en cuenta que estas palabras que son soeces o malsonantes, normalmente tiene más gracia, pero hay otras muchas.

“Si al sinaco lo alabas, le haces hincar el lomo”, si a un torpe lo ensalzas, a lo mejor le haces trabajar. Hay otra que dice “cuando a la persona le da la fiebre no ve a nadie”, o por ejemplo “el que gasta más de lo que tiene pilla presto al que no tiene”, “tos los viejos quieren algo, llegar jóvenes al año 3000”.

Además de estas sentencias hay cancioncillas como “la chiqueja me da alojo / y la sesera me tengo que devanar / tengo dentro un comecome / y lo tengo que escabuchear”. Todo esto implica una traducción: “la chica me gusta, lo tengo que pensar, tengo dentro un desasosiego y lo tengo que arreglar”. Además explico el motivo por el cual se decía esto, en este caso, esta coplilla se la decían los amigos al chico que parecía que le gustaba una chica.

retahilas

—Es decir,  para que no este trabajo se haya quedado en un mero ejercicio de entomología léxica, pone en contexto las palabras, retahílas, o las coplas.

—Digo porque se decía esto, o lo otro… muchas veces eran sentencia de los abuelos, de las personas mayores. El libro es el compendio de todo esto… “Ties cosas de a pataco”, eso no lo entiende nada más un tomellosero”…  Dice “Una vez tuve al abuelete que terciaba: ‘no guiscar y a tos entorilar, alguna vez por el comedio, sin armar ningún tiberio’”, si no haces una traducción, no se entiende nada, en este caso era la intervención del abuelo cuando había desavenencias familiares.

—¿Aquello de los viejos manchegos hieráticos y sentenciosos es real entonces?

—Totalmente, en los años setenta, en el Casino de San Fernando me juntaba con ellos, el hermano Ambrosio, el hermano Sixto… personas que tendrían más de ochenta años y aquello lo habían oído de sus padres y abuelos, por lo tanto, estamos hablando de un periodo de hace 250 años o más. Ellos utilizaban ese vocabulario, pero lo que me maravillaba era la manera y la tranquilidad con la que lo decían… Y sobre todo el tono, cuando un tomellosero te decía “estoy al ir”, uno de fuera piensa que vas a ir, pero no iba, no.

—¿Y esas palabras que significan lo mismo?

Torre de Gazate Airén

—Es curiosa la riqueza del vocabulario tomellosero, por ejemplo tonto es, abotargao, afurullao, cebollo, fatuto, alunao, meriloto, no salir en los fuelles, zoquete, belloto, sínsolo… así hasta cincuenta.

—También ha buscado el origen de las palabras y las locuciones.

—Esto me ha costado un montón. El porqué se decían, de donde proceden… ha sido un trabajo de tiempo y de investigación, en algunas me he perdido y no he podido llegar.

—¿En su medio siglo en Tomelloso ha notado la evolución del lenguaje?

—Tomelloso ha dado un vuelco en muy pocos en el nivel cultural, de la manera como se hacen aquí todas las cosas. Ha evolucionado la cultura de una manera enorme. Este vocabulario se está restringiendo, pero todavía hay frases y palabras que los mayores podemos utilizar. “La gente nueva”, prácticamente no las usa, el nivel se ha elevado, todo el mundo ha pasado por colegios e institutos, hay un nivel cultura enorme y esto se está perdiendo. Por eso era mi afán de conservarlo.

—Y lo edita la Peña los Canuthi.

—Claro que sí. Es una peña carnavalera, pero además cultural. Cuando se hizo el Diccionario Tomellosero también se lo cedía a ellos de una manera totalmente altruista. Con los beneficios de la edición se le dio una cantidad bastante sustanciosa a Cáritas. Es gente que no va con ánimo de lucro

Y por la tarde, vamos al Casino de Tomelloso, charlamos con Lorenzo Navarro, le acompañan José María Díaz e Higino Ponce, miembros de la directiva de la Peña los Canuthi.

—“Retahílas, bacinerias y cancioncillas tomelloseras”…

—El proyecto tiene una raíz bastante profunda en Tomelloso y no queremos que se seque. No creemos que sea una responsabilidad exclusiva de los Canuthi, es de toda la ciudad y de las generaciones que se van sucediendo por edad. Las tradiciones, el vocabulario y todas esas retahílas que se reflejan en este libro no es una bandera que solo debamos enarbolar nosotros solos.

—Todos ustedes tienen otros trabajos y para organizar todo esto, la edición y presentación del libro en este caso, lo tienen que hacer a deshoras y por amor al arte.

—La labor de la peña en ese sentido es inmensa, oscura, porque parece sencillo organizar todo esto. Está claro que hay un autor, Julio Pérez Cuartero, miembro de la peña, sobre el que recae la mayor parte del peso. Pero el trabajo de organización, acomodar a tantas personas como van a venir a presentación, se logra a través de toda la peña.

—Este es el segundo libro que edita la Peña los Canuthi. Del anterior, El Diccionario Tomellosero, los beneficios obtenidos se dedicaron a un fin social.

—Sí, es el segundo libro. Nosotros cuando acometemos un proyecto de estas características recabamos la colaboración de distintos organismos, entidades y empresas, nos acompaña mucha gente. Hay un aspecto solidario, pero, por encima de todo, está el aspecto lúdico, nuestros eventos están organizados por y para la sociedad y en muchos de ellos ésta participa activamente.

No se nos podía ocurrir cuando hace veinticuatro años nos juntábamos para vestirnos de carnaval podríamos llegar a plantearnos cuestiones como esta de la que hoy hablamos. Los Canuthi, sin querer quitarle mérito a nadie, enarbolamos el espíritu tomellosero y lo llevamos por bandera allá donde vamos. En realidad lo hacemos porque eso es lo que nos queda a nosotros en nuestra cuenta bancaria, la sonrisa y los momentos tan agradables y divertidos que pasamos.

canuthi

—Lógicamente y como se ve, es compatible esa diversión con la edición de dos libros, que a pesar de lo que pueda parecer, llevan detrás un importante trabajo de investigación.

—Pero ahí el protagonismo es de Julio Pérez Cuartero, nosotros solo lo apoyamos en esa propuesta. Nuestra idea es que hay que recordar de dónde venimos y para ello tiene que quedar constancia.

—La edición de Diccionario de Tomelloso fue todo un éxito…

 —Hicimos dos ediciones y se han vendido más de 4.000 ejemplares. Hemos tratado de que haya llegado a todos los lugares, la Casa Real, a Vicente del Bosque, Cristiano Ronaldo… infinidad de personajes, a nivel deportivo, a nivel cultural, a nivel social. Entendemos que el diccionario, al ser un libro de consulta, es más difícil de leer, pero éste, al ser cancioncillas, frases y retahílas, va a ser más ameno de leer.  Además del trabajo de investigación de Julio, quiero destacar la importante labor editorial, trabajo de Ediciones Soubriet, que han puesto su empeño profesional en el proyecto.

—¿Con qué ayudas han contado para sacar a la calle Retahílas, bacinerias y cancioncillas tomelloseras?

—Han participado en el proyecto dos entidades públicas significativas como son la Diputación de Ciudad Real y el Ayuntamiento de Tomelloso y una privada que ha sido Verum. En total han cubierto la mitad de la edición, el otro cincuenta por ciento corre de nuestra parte. Nos sentimos satisfechos con cubrir gastos.

José María Díaz, quiso aclarar que los Canuthi se implican tanto con Julio, aparte de que sea miembro de la Peña, es por la parte cultural de la asociación. La peña se consolidó con los carnavales y los guateques, pero tiene una gran trayectoria a nivel cultural y “lo que nos gusta a nosotros es tomellosear”. “Poco a poco, vamos creciendo culturalmente”.

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