El marqués de Griñón ha sido uno de los cinco ponentes de las jornadas sobre el sector del vino y los productos gourmet que ha organizado este jueves el Centro de Excelencia de Ciudad Real dedicado a la industria agroalimentaria.
El sector de la alta gama ha crecido desde el inicio de la crisis un 28 por ciento, representando una quinta parte de las exportaciones comunitarias. Un motivo que para los expertos debe servir de estímulo a las industrias agroalimentarias de Castilla-La Mancha, que tienen en su mano redirigir parte de la producción hacia nuevos consumidores. En este sentido, el presidente de Pagos de Familia, Carlos Falcó, ha explicado que ante este horizonte el sector “debe innovar y exportar, porque se ha convertido en el Silicon Valley europeo”.
El marqués de Griñón, uno de los tres ponentes del showroom sobre tendencias en productos de restauración ha detallado que el esfuerzo es prioritario en el mercado oleico, puesto que aceites como el super premium se encuentran claramente por detrás de productos como el vino o el queso.
Ignacio Barco, presidente de la Denominación de Origen Queso Manchego, ha indicado que su sector gracias al mercado gourmet ha suavizado la caída del consumo interno de un producto certificado que presenta un precio un 10 por ciento superior. “Nuestra supervivencia ha sido la exportación; vendemos fuera el 75 por ciento de la producción. En la presentación del queso es donde estamos trabajando para variar formatos cilíndricos por formatos de cuña, loncheados, añadidos para sopas, pizzas, etc.”, ha apuntado.
Una realidad a la que también se enfrenta el vino. Así, el enólogo y consultor de una veintena de bodegas de todo el país, Ignacio de Miguel, ha alertado de que definitivamente las empresas agroalimentarias deben acabar por completo “con resquicios del pasado y ofrecer envases más fáciles de abrir, puesto que el vino en media Europa se toma también en discotecas o viendo la televisión”.
En la segunda de las ponencias Ana María Rodríguez, jefa del sector de vinos del ICEX, ha hablado de la Marca España como uno de los salvavidas para bodegas y cooperativas. Rodríguez ha afirmado que es clave estar aglutinados en un paraguas común. “Para ello se ha trabajado en consolidar primero una imagen renovada y posteriormente una promoción de lo que los vinos españoles ofrecen, teniendo en cuenta que no estamos solos, que existen otros grandes productores. Tenemos que ser un poco diferentes para ganar cuota de mercado”, ha subrayado.
Un recorrido que los productos de Castilla-La Mancha están completando en su gran mayoría, a través del compromiso de identificación con Wines from Spain, lo que ha facilitado que los compradores asocien este lema con la calidad.
Previamente, el director del Laboratorio Liec, Juan Antonio Delgado, ha hecho un recorrido por las principales normativas de certificación tanto de calidad como de seguridad alimentaria. El ponente ha destacado que cada vez más las empresas agroalimentarias son conscientes de la necesidad de certificar sus productos si quieren vender al exterior. “Desde 2008 han cambiado su percepción, especialmente en el mercado del vino, obligados por requerimientos europeos. Aún queda mucho por hacer pero el avance ha sido notorio puesto que las ventajas de contar con un producto con distintas certificaciones supera con creces su coste anual –entre 500 y 600 euros en industrias de pequeño volumen- “.
Actividades como ésta forman parte, junto con las consultorías individualizadas, de la Factoría de Innovación que organiza el Ministerio de Industria, Energía y Turismo a través de la Escuela de Organización Industrial (EOI) y la JCCM. El Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) cofinancia el proyecto.