En pleno Mes de la Seguridad Alimentaria, organizado por SIC Agro-alimentaria y Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha con el patrocinio de La Caixa, ambas organizaciones prestarán especial atención en la jornada que se desarrollará el próximo 25 de junio en Tomelloso (los interesados en participar en esta jornada pueden hacerlo a través de la página www.sicagroalimentaria.com), a las personas intolerantes al gluten, cómo se ha adaptado la sociedad y la industria agroalimentaria a esta intolerancia, porque es un problema que, se estima, afecta en la actualidad a 20.000 castellano-manchegos.
Para ello se contará con la estrecha colaboración de la Asociación de Celíacos de Castilla-La Mancha, que ofrecerá información de interés, tanto para la industria alimentaria como para el consumidor; cómo reconocer un alimento seguro; qué precauciones tener en nuestra cocina si hay alguien en el hogar que sea intolerante al gluten…
Tal y como explica la dietista de la Asociación de Celíacos de Castilla-La Mancha (ACCLM), Verónica Reolid Losa, “nuestra Asociación, nacida en el año 1997, nace con fuerza para defender los derechos de los celíacos castellano-manchegos. La ACCLM forma parte de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) y en cada una de las provincias de Castilla-La Mancha se cuenta con una delegación; actualmente tenemos alrededor de 1.400 asociados, que pagan una cuota familiar, no individual, y nuestro principal cometido es ofrecer asesoramiento de todo tipo, apoyo y transmitir la necesidad de formar parte de una comunidad que lucha por los mismos intereses”.
Además, una de los beneficios principales que reporta pertenecer a la Asociación, es que todos los asociados reciben anualmente un listado de marcas de alimentos, elaborado por la FACE, que incluye todas las marcas del mercado que son “aptas y seguras” para el celíaco, que tienen sus certificados, sus analíticas y que pasan periódicamente controles de calidad. “Esto es tremendamente útil para el celíaco”, afirma Verónica Reolid, “porque va a comprar con la seguridad de que ese producto es apto para él y no le va a provocar ningún perjuicio”.
Legislación y logros
El pasado 13 de diciembre de 2014 salió a la luz una ley que obliga tanto al fabricante de alimentos como al que los elabora en el sector hostelero y de restauración, a informar de los 14 posibles alérgenos que pueda contener el producto o plato final. “Es una legislación muy necesaria”, afirma la dietista de la Asociación, “y una de las exigencias es que se debe informar de forma clara al consumidor, y evitar mensajes confusos como la expresión “puede contener”, porque es algo ambiguo que no aclara.
En ese sentido, se ha dado un paso muy importante, que es el de la información detallada de los alérgenos en los alimentos. “Uno de nuestros cometidos es facilitar la información a los celíacos y hacerles el día a día más cómodo, además, por supuesto, de difundir en la sociedad qué es la celiaquía y la inclusión del celíaco en todos los ámbitos sociales; aunque aún queda mucho camino por recorrer, ya se ha avanzado mucho, porque hace 20 años la gente pensaba que esta intolerancia era algo exclusiva de niños”.
Sin embargo, Verónica Reolid afirma que aunque en los comedores escolares se han dado pasos de gigante en este sentido, en el sector de la restauración queda mucho trecho aún, “generalmente suele ser por desconocimiento del hostelero, pero hay muchísimos establecimientos que no están adaptados a esta intolerancia y que no tienen ni menús ni alimentos apropiados para los celíacos”.
¿El celíaco nace o se hace?
El celíaco nace ya con esta enfermedad de forma predispuesta en su genética. Puede o no puede manifestarse, o bien, pasarla a los descendientes. En el caso de que aparezca, no hay una edad predeterminada, puede desarrollarse en los primeros años de vida, o bien, en la edad de adolescencia, adulta o edad avanzada. Es necesario saber de que no se trata de una enfermedad de moda, ni una dieta de famosos. Es una intolerancia genética que se transmite de forma transgeneracional.
Los síntomas parten todos de la intolerancia a la proteína gluten en las personas celíacas, que provoca una lesión de las vellosidades del intestino delgado, las cuales se autodestruyen y provocan que éste quede totalmente plano. Ello deriva en la nula absorción de nutrientes, con lo cual el primer síntoma es la desnutrición, acompañado de dolor gastrointestinal, diarreas, malestar generalizado, etc. Por ello, la anemia es una de las primeras señales de alarma; en los niños, además se manifiesta en un carácter apático, tripa abultada y van muy por debajo del percentil de crecimiento”, afirma Verónica Reolid, quien sin embargo afirma que “afortunadamente cuando se detecta la intolerancia y se inicia la dieta sin gluten, automáticamente las vellosidades del intestino se regeneran y nuestro organismo vuelve a absorber los nutrientes necesarios”.
“A día de hoy podemos decir con satisfacción que existen todo tipo de alimentos sin gluten; no es necesario que nos privemos de nada, ya que hay muchísima gama de productos: pan, pasta, bollería, cerveza…, todo tipo de alimentos que, eso sí, desde aquí hacemos una llamada de atención a los fabricantes, porque son alimentos mucho más caros que los que contienen gluten”. Está demostrado que un celíaco gasta 1.500 euros más al año en su alimentación sin gluten, que una persona que no lo es”.
Etiquetado y precauciones
En este sentido, Verónica Reolid afirma que “la labor de nuestra Asociación es que todos nos concienciemos y, sobre todo, queremos hacer partícipe a la Administración, porque se requiere seguir trabajando en la fabricación segura y el etiquetado de los productos”. En este punto, la Asociación de Celíacos de Castilla-La Mancha hará una llamada de atención en la jornada de SIC Agroalimentaria del próximo 25 de junio, “la legislación está vigente, pero se debe poner en práctica y que un cliente no tenga que estar preguntando si este alimento puede comerlo o no, necesitamos que la información sea transparente y completa, al igual que en las fichas técnicas de los proveedores de materias primas, porque se pierde mucha información en la trazabilidad; es un derecho del consumidor y la Seguridad Alimentaria parte de ahí”.
“En general los celíacos no deben ver afectado su día a día, siempre y cuando se tomen una serie de precauciones. Nosotros, desde la Asociación, velamos porque en supermercados y restaurantes esté todo adaptado a esta intolerancia, y aunque queda camino por recorrer, hay ya mucho trecho ganado”, afirma la dietista de la Asociación.
“En el hogar hay que contar una serie de recomendaciones y pautas. Al principio cuesta más, el cambio es difícil; pero tiene que ser un cambio consciente y gradual, mentalizándose de que no hay celíacos que se curen, ni hay fármacos que faciliten la intolerancia. Ante la duda, mejor descartar un producto”.
El celíaco debe tener en casa marcas “seguras” y en el hogar se deben tomar ciertas precauciones como limpiar bien los utensilios y las superficies, si se comparten tarros de comida, limpiar bien los cubiertos, o tener un tostador propio, “el gluten no se destruye con el calor ni con la congelación. La familia se tiene que adaptar al celíaco y concienciarse”, afirma Verónica Reolid.