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sábado, 2 noviembre
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El agua estancada siempre huele mal. Eso es así.

Artículo remitido por José Ángel López Navarro.

El agua que no discurre se corrompe. Toda lámina que no fluye o renace con las lluvias, todo río que no tiene caudal suficiente, los embalses que no se llenan y no renuevan sus aportes… vecino, ¡incluso el agua que tú pones en un cubo o que llena tu aljibe!, toda el agua que se queda estancada termina por tomar un color poco atractivo, un olor desagradable y por supuesto, no es recomendable que sea ingerida ni usada para fin alguno.

El agua corrompida además tiene un punto clave: No vuelve a su estado normal. Podemos depurarla, usar productos y artificios humanos para intentar sanearla pero es trabajo en balde, nada más sano y natural que renovar el agua que se nos ha estropeado. Pero ten cuidado, si al limpiar el agua, si al ir a quitar la contaminada dejas incluso tan solo una gota, el agua fresca que sobre la antigua eches corre el riesgo de estropearse rápidamente al contacto con la anterior, por pequeña que sea su cantidad residual, eso también es así.

El agua sucia, el agua contaminada, es líquido elemento que no sirve para nada, solo para cubrir o llenar un espacio que podría estar mejor incluso vacío, pero que carece de utilidad social o económica. Esa agua, hay que eliminarla por el bien tuyo y de todos los demás, solo puede traer malas consecuencias. Y recuerda hay que deshacerse de toda y dejar el contenedor que guardaba el “sagrado” líquido bien limpio, para poder renovarlo con agua fresca, y esa que es nueva cumplirá su finalidad, pero recuerda que si la abandonas mucho tiempo a su suerte el proceso volverá a repetirse.

El agua tiene que discurrir, así se comporta la sana naturaleza… y opino que lo mismo tiene que hacerse con las personas que se estancan y no quieren moverse.

Es lo que podemos decir de aquellos, que como el agua ya huelen mal por llevar años de más en el mismo cubículo y presentan un aspecto poco saludable. Las personas que al principio mostraban energía, con el tiempo exhiben su agotamiento, es ley de vida. Y es que las ideas caducan y se disipan, las escusas suenan repetitivas cuando algo no sale bien y los méritos conseguidos se desmerecen y deslucen con tantos malos hábitos que aparecen. De un tiempo a esta parte, este tipo de personas ya solo pueden mostrar su falta de carisma, sus pocas aptitudes. Como he dicho las ideas se agotan, se esfuman, con el tiempo las buenas iniciativas y los proyectos de no realizarse se han caducado, se ha perdido la oportunidad. Es necesario ingenio, audacia y atrevimiento, ideas renovadoras acordes a los nuevos tiempos y las nuevas formas. Hay que renovarse, hay que introducir a personas más capaces y valientes, con menos que perder y todo por arriesgar, ¡incluso su carrera!… porque no la tienen. Y tienen que ser personas nuevas, porque por mucho que al cerdo le pintes los labios… seguirá sirviendo solo para comértelo y no para ir de comida con él.

Las personas pasan sus períodos de gracia, suman o restan, aportan, son líderes durante un tiempo, pero siempre y dime un caso dónde no, acaban marchitándose. No creo que pase nada malo por ello, aportan su experiencia y dejan tras de sí legado que puede servirnos. Todas las personas tenemos momentos grandiosos donde florecemos y después, es de ser inteligente, dejar paso a otros para que hagan lo propio. La savia nueva que sepa recuperar la esencia del progreso y del crecimiento, que tengan algo nuevo que decir y que aportar, que sean distintos, que sean lo que quieran, pero que cambien el agua del estanque para que el olor no sea tan nauseabundo. Muchos años en un puesto o en un cargo son nefastos, sobre todo si está demostrada la poca, poquísima, rentabilidad social y económica. Estas personas tienden a agarrarse al poder con escusas, omitiendo sus fallos o señalando en una dirección donde nadie ve nada, hablando de un futuro que nadie se imagina. Estas personas hacen pensar que más que beneficios para todos, se aferran a sus posiciones por los beneficios que les traen para ellos mismos. A veces, se distancian demasiado de la realidad con respecto a sus semejantes y este proceso es irreversible, hay que apostar por el cambio en estos casos.

Todas las personas, tenemos, tendremos (y algunos han tenido), oportunidad para aportar algo a todos los demás, habiendo ya vivido sus aciertos y fracasos, siendo estos escasos o abundantes que eso ya es lo de menos, les hemos dejado hacer y han tenido su momento.

Lo que quiero decir, estimado lector y vecino, es que las personas como el agua, los árboles y casi cualquier ejemplo que podamos poner, deben reciclarse, deben dejar su puesto a los nuevos retoños, a nuevas personas con nuevas ideas, para darle la oportunidad de cambiar las cosas, de demostrarnos su valía o su falta de aptitudes, aunque los que se van queden ahí como ejemplos para lo bueno y lo malo.

Una sociedad, un colectivo, una ciudad, etc. no pueden estar sometidos a la desidia y el desinterés de unas cuantas personas, de un líder desvalido sin ideas, pasivo, manso y sin ganas de hacer nada. El resultado de todo esto es que los proyectos que dirigen toman la forma de estas personas: ver el resultado de una creación es comprobar la viva imagen del creador, y Tomelloso lo es. Podría haber dicho España, un Partido político o el otro, un equipo de fútbol y muchas otras cosas, pero he mencionado el nombre de mi ciudad, porque aquí vivo y aquí me afecta más lo que ocurra porque tengo mi hogar, y creo que nos merecemos mucho más de lo que tenemos.

Ahora que este texto está terminando, pongamos que tú y yo sabemos que hablo de política y de políticos, y sabemos que hablo de Tomelloso. Te invito, si gustas, a que vuelvas a leer con renovada visión el artículo desde el principio y a que opines ¿Hay que renovar el agua?

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