Hasta el 3 de abril, se puede contemplar en la Escuela de Arte Superior de Diseño Antonio López de Tomelloso la muestra fotografías de Javier Carrión, “Paisaje Interior”. Con motivo de la exposición entrevistamos a Carrión en la escuela, contemplando las imágenes mientras hablamos.
Javier Carrión Muñoz (Tomelloso 1973) es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Castilla La-Mancha (aunque la mayor parte de sus estudios los realizó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia), y Técnico Superior en Fotografía Artística en el alma máter que nos acogió esa tarde.
Paisaje Interior son fotografías nada pretenciosas, que reflejan esa grandiosa modestia de La Mancha, esa sencillez casi siempre espectacular que sobrecoge. Pero, colegimos durante la charla con Carrión, son mucho más que la transustanciación de una escena a una fotografía, están los ánimos, anhelos, deseos, sensaciones y sentimientos del artista durante el tiempo en que, como una suerte de incruento entomólogo, salía cada mañana a andar y fotografiar.
«Es una colección de fotografías del entorno, recorrido a pie, muy temprano por la mañana y hasta el mediodía, que era la luz que buscaba. Pretendía conseguir una serie de imágenes de aquí, más o menos espectacular, fundamentalmente para demostrar que no es necesario ir a otros lugares o culturas. Creo que aquí se puede hacer lo mismo que en cualquier otro sitio y además, por alguien de aquí y con más motivo»
La idea surgió cuando vio el trabajo que sobre La Mancha había hecho otro fotógrafo y aquello no tenía que ver, ni con ella, ni con lo que sentía Javier Carrión. «De todas maneras yo tampoco pretendo captar el carácter de La Mancha. Se trababa de sacar de mi contexto lo mayor posible, de hecho, cada día de trabajo hacía más de doscientas fotografías. Muchas no me valían, he sido muy selectivo a la hora de elegirlas».
El reflejo del artista
Pero a medida que iba haciendo esa la selección, Carrión se dio cuenta que «las fotos tenían mucho que ver conmigo, con el momento que estaba y estoy viviendo. Encontré algo ajeno al entorno en el que está cada cosa, las imágenes son muy alusivas a La Mancha, pero perfectamente válidas para cualquier entorno y susceptibles de tener muchas interpretaciones, que cualquiera puede hacer suyas. Las imágenes que componen la exposición son de aquí, pero podrían ser de cualquier otro sitio. Yo me he visto reflejado en lo que he hecho y cualquiera que la vea puede hacer lo mismo y no por ello coincidir conmigo; puede hacer suya la imagen y que le aporte algo diferente a lo que me aporta a mí».
Es una colección de fotografías con la grandiosa modestia de nuestra tierra, con la espectacular sencillez de La Mancha, el señalamos «son paisajes manchegos, hechos por un manchego. Yo me siento muy manchego. Las fotografías reflejan la austeridad nuestra, además, me gusta mucho la limpieza a la hora de componer una imagen. Tengo formación plástica, estudie Bellas Artes, vengo de la pintura, aunque siempre he hecho las dos cosas y creo que eso se nota en mi obra».
Cánones artísticos
Carrión se aleja de los vericuetos de la fotografía documental, tan en boga actualmente, en la que importa más el contenido sin tener en cuenta la estética o la técnica «uso cánones artísticos de composición y de estética en mis fotografías, es lo que he estudiado siempre y para mí es inseparable. No concibo una imagen hecha con una cierta intencionalidad artística si no cumple esas normas. Hoy cualquiera, con la fotografía digital, puede hacer una imagen y que sea un documento gráfico, pero yo no puedo separar la estética y la forma del trabajo que hago; es fundamental».
La muestra se llama Paisaje Interior, ambiguamente «en todas mis exposiciones he jugado con la ambigüedad. Estamos es el centro de España, en La Mancha, en el interior de la Península y son paisajes de ahí… Esa puede ser la primera lectura, pero no me quiero quedar ahí, no es esa mi intención. Me he visto en todas y cada una de las imágenes que componen la serie, hablo un poco de mí, de mi interior… una forma poética de decirlo. Pero cualquiera puede hacer suyas estas imágenes, verse reflejado en unas u otras y contarle una historia u otra en función del estado de su ánimo».
Eso es el arte, creemos modestamente, cuando el artista cuelga su obra, deja de pertenecerle. «Hasta ahora todos los comentarios que me están llegando, principalmente a través de las redes sociales son en ese sentido que explicaba, para mi estas obras reflejan una cosa y para mucha otra gente, representan otra, que no tiene por qué ser la que yo siento. Pero sí que les ocurre, son imágenes con mucha emoción y la trasmiten; cada uno las hace suyas, aportándole una cosa u otra».
En ese sentido, en el de la Redes Sociales, claro, Carrión nos cuenta que es un usuario avezado de ellas. «Para hacer esta serie usé mucho Instagram. Fui muy criticado por compañeros por compartir este tipo de fotos en esa red… pero, ¿por qué no? A través de la red he conocido a mucha gente, algunos muy interesantes. Cada día colgaba dos o tres imágenes de las que hacía y me han ayudado a pulir el trabajo, porque al principio no tenía claro lo que quería hacer. Tenía claro la manera y el momento, pero no lo que iba buscando. Los comentarios que hacían a las fotos que publicaba en Instagram me fueron orientando y marcando el camino a seguir».
Detrás de las treinta y tres que se exponen en la EASDAL «hay más de seis mil fotografías, un trabajo ímprobo».
Historia de la fotografía
Nos cuenta que su primera exposición fue de pintura en El Patio, en 1994 «hay dos cuadros míos todavía allí. Son más de veinte años exponiendo». Es profesor de Educación Plástica en Argamasilla de Alba, pero «nunca he dejado la fotografía. He hecho periodismo, dibujo, ilustración, publicidad. He compaginado ambas cosas. Tengo un libro de historia de la fotografía, “Muñoz cien años de fotografía”. Vengo de una familia con amplía tradición fotográfica, en mi familia ha habido fotógrafos desde el inicio de la fotografía, desde 1850. Conmigo es la quinta generación de fotógrafos. Todos fueron periodistas y trabajaron para medios de comunicación, algunos muy importantes a nivel nacional».
Le preguntamos por el origen de esos fotógrafos, que si eran de Tomelloso «fueron de Tomelloso desde que llegaron. Provenimos de Ciudad Real, los Muñoz. Mi abuelo, después de la guerra se vino a Tomelloso, ya estuvo antes haciendo ambulancia, que se decía. Estuvo trabajando hasta 1949, luego siguieron mi madre y mis tíos. Antes que mi abuelo hubo otros tres, que tuvieron mucha importancia en la historia de la fotografía y el periodismo, aparecen en las colecciones de Publio López Mondéjar. Hace poco se recogieron dos retratos de Gregorio Muñoz, hechos aquí en Tomelloso en una serie de los mejores retratos del siglo XX de El País. He reunido todo lo que he podido del archivo familiar que estaba muy desperdigado. Tras publicar el libro, sigo encontrando cosas». Le animamos, atrevidos de nosotros, a que publique otro libro…
Proyectos
La exposición estará a partir del 11 de Mayo en el Pósito de Argamasilla de Alba, estará allí todo el mes. «También tengo en proyecto hacer un montaje audiovisual con las imágenes y una música muy especial que me acompañó durante el tiempo que las hice. Quiero presentarlo, si me da tiempo en la exposición de Argamasilla. Habrá más exposiciones de esta serie, pero todavía están las fechas sin confirmar».
Javier Carrión agradece a la Escuela de Artes y a Fernando de la Moneda, su director, siempre interesados en sus proyectos y en traerlos a la EASDAL y a las empresas que le han dado el soporte necesario para llevar a cabo la exposición «si no hubiese sido por ellos no podría haber usado estos formatos, con los que la fotografía gana más y con este tamaño, llega antes. Es de agradecer, que a pesar de la cris haya empresarios que sigan apostando por la cultura».