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jueves, 19 diciembre
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“No he tenido ninguna dificultad fuera de Tomelloso… la gente es buena si tú vas con buenas intenciones”

“Con mi hijo, Kanek, en el entorno de nuestra nueva casa de Monoblet”
“Con mi hijo, Kanek, en el entorno de nuestra nueva casa de Monoblet”

En Nueva Zelanda perdimos el dinero. Una pareja nos ofreció su casa, se íban a trabajar y nos dejaban allí, sin ningún problema… Desde entonces ha sido así, día tras día he encontrado gente así”

Lo mejor de la experiencia de irme es no tener fronteras ni religión, el sentirme como una persona más en este planeta y saber quién soy y qué hago”

En todos los sitios donde he estado, decía que no sabía nada. Recuerdo que me decía un amigo en Uruguay “¡Tío, pareces uruguayo!”. Hay que dejarse llevar y adaptarse a la situación”

En Tomelloso se acoge con los brazos abiertos. Por mi casa han pasado italianos, uruguayos, alemanes, suizos…. todos se han quedado encantados”

Estuve en la congregación de la madre Teresa de Calcuta… Aquello te hace reflexionar mucho. Por eso… cuando dicen que hay crisis en España, ves que sí, que es difícil, pero…. hay personas que sí que están mal”

Des-cubrimos para nuestros lectores otra forma de vida. Jesús es natural de Tomelloso, vive en Francia circunstancialmente: “Quiero estar con mi hijo, darle los valores de la vida y que aprenda a formarse en esta sociedad, que a veces no es fácil para los niños, y menos en Europa”. Dice que ya no podría volver a vivir a Tomelloso, su idea de hogar se ha ampliado a todo el globo. Su experiencia le dicta que para crecer en humanidad hay que vivir fuera de Europa. Más de quince años conviviendo con personas de los cinco continentes, de docenas de culturas distintas….“Los años que he pasado, la gente con la que he vivido… no puedo decir que soy español. Soy un ciudadano del mundo, y luego español, y luego de Tomelloso”.

Hemos estado en su casa, en el pueblito francés de Monoblet, próximo a Montpellier. Un entorno que le ofrece una vida tranquila y austera. “Llevo veintiún años en crisis, para mí la situación de ahora es la misma que tuve siempre”, así explica lo poco que siempre ha necesitado para vivir. Su secreto, en nuestra opinión, está en su disposición a echar una mano donde haga falta. Esperamos que la disfruteis tanto como nosotros.

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“Entre mis amigos Nuria, su hija, Brunela, y Miguel, en su reciente visita. Nos hace la foto mi amigo Olivier, a quien le agradecemos que nos llevase a este paraje espectacular, el Circo de Navacelles”

PRIMERA PARTIDA: AUSTRALIA

Bogas Bus

Jesús, ¿cómo se fue forjando tu idea de salir de Tomelloso?

Tenía la idea de irme a la aventura, de descubrir y conocer fuera de Tomelloso. La primera salida no fue lejos, fue a Murcia. Pensaba salir solo, pero Alberto Linares me dijo que estaría por Alicante promocionando productos manchegos y me ofreció irme con él. Cuando Alberto regresaba de trabajar, salíamos juntos por las noches a buscar trabajo para mí. Pero, y los que conocieron a Alberto lo saben, enseguida empezó a buscar un local para montar un bar: La Trilla de La Manga del Mar Menor. Después de aquello me quedé en Murcia, empecé a conocer gente, a sentirme bien fuera del pueblo, a ver otras cosas; fue cuando me dije: al pueblo no vuelvo. Así pasaron unos cuatro años, hasta que vi que Murcia y el trabajo en el mundo de la noche se me quedaba pequeño…. porque podía ser lo mismo que quedarse en Tomelloso, al final es la misma cultura, estás en España.

No tenía mucho dinero, pero me dije que me iría lo más largo que fuese posible. Tenía 19 años cuando le comenté a un amigo de Murcia, Kiko, que me iba a Australia, y quiso venirse. Pasé casi un año trabajando en los Juegos Olímpicos del 2000. Allí nos recibió una amiga de Alberto, Inmaculada, que se casó en Tomelloso con un argentino y viven en Australia. Ella nos ayudó a encontrar una casa. Nosotros no sabíamos hablar ni una gota de inglés. Era otro continente, otro país… todo era nuevo, la gente muy diferente, el clima….

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“En La Manga del Mar Menor, donde inicié mi partida. Con Mari Carmen, Alberto Linares y Miguel, mi hermano, que vive en Arles con su pareja francesa”

Tantas novedades en Australia… ¿cómo lo viviste?

Aunque no hablaba inglés, yo me lanzaba y me hacía entender. Había gente de todo el mundo allí. Éramos veinte personas en la misma casa, gente de Uruguay, Inglaterra, Chile… era como el mundo entero en una casa. Así te sientes una persona más, ves gente diferente, empiezas a abrir la mente y a preguntarte cosas… a pasar buenos momentos también. Y, una vez que empiezas, cualquier sitio es tu casa. He pasado quince años de mi vida por los cinco continentes.

Cada tres meses teníamos que salir para renovar el visado de turista. Fui un par de meses a Nueva Zelanda con el dinero que gané trabajando en un restaurante italiano. Esos meses fueron inolvidables. Viajábamos en autoestop, y la gente allí es tan buena, tan curiosa por conocer a gente de otros sitios porque están aislados… Cada día dormíamos en una casa diferente. La gente nos ofrecía sus casas. A veces no había más solución que dormir en la calle o en un camping.

Torre de Gazate Airén

En una ocasión, una pareja que iba con sus dos niños pequeños hacia el sur, dio la vuelta cuando hacíamos autoestop para el norte, y dijeron que nos llevaban. Nos quedamos perplejos, pero insistieron en que tenían tiempo porque estaban de vacaciones y querían conocer gente nueva. Nos avanzaron 70 kilómetros. Nos dieron de comer en una pradera, muy lindo… con los niños jugando… Imagina como nos sentíamos. Aquí te pones a hacer dedo, y a ver quién te lleva.

El tiempo en Nueva Zelanda te marcó de una manera especial…

Pasamos momentos algo difíciles, y el hecho de que gente que no te conoce de nada te diga quédate en mi casa, que no pasa nada… Hubo muchos momentos en aquellos inicios que me marcaron.

Un día, a Kiko se le olvidó la chaqueta con el dinero en un coche. Nos quedamos con cincuenta euros al cambio, con lo que teníamos dinero para unos cuatro días, cuando teníamos que pasar aun dos semanas hasta volver a Australia. Los últimos tres días ya no teníamos dinero, y pedíamos algo de comer en un supermercado. Cuando estás de viaje, estas penurias no tienen importancia, la experiencia no tenía precio.

Hacía frío aunque fuese verano, pues está muy cerca de la Antártida. Un día que llovía a mares, una pareja de maoríes -los aborígenes neozelandeses, que están bien adaptados a la sociedad moderna neozelandesa y representan más del treinta por ciento de la población- se paró para saber en qué podía ayudarnos. Íbamos dirección Auckland, de donde salía nuestro avión. Nos ofrecieron comida y, cuando nos vieron comer, se dieron cuenta de que teníamos hambre. Entonces nos invitaron a su casa, y ahí pasamos los tres últimos días. Se íban a trabajar y nos dejaban en su casa, sin ningún problema… Desde entonces ha sido así, día a día he visto gente así.

EL MUNDO, UN HOGAR

¿En qué países has vivido?

En México, Argentina, Costa Rica y Australia. También he pasado varios meses en Uruguay, India, Tailandia, Laos… Y ahora llevo cinco años entre Bélgica y Francia, donde vive mi hijo. Europa y África son los continentes que conozco menos, que como están cerca de mi país lo he ido dejando. Cuando me preguntan de dónde soy, digo: mi pasaporte es español, pero me siento de todos lados. Los años que he pasado, la gente con la que he vivido… no puedo decir que soy español. Soy un ciudadano del mundo, y luego español, y luego de Tomelloso.

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“Con mi compañero de viaje, Pablito, en un mercado en las afueras de Chiang Mai, Tailandia”

Habiendo pasado más de media vida fuera de España ¿qué entiendes por “tus raíces”?

A día de hoy…. no tengo muchas raíces… Vengo a Tomelloso porque mis padres quieren ver a su nieto. Mis raíces ahora son mi hijo, Kanek. De Tomelloso tengo vagos recuerdos de mi infancia. Raíces es el día a día, no tener raíces. Ahora, como padre, tengo una responsabilidad. En estos momentos en que ya no estoy con mi pareja, para mí sería muy fácil irme y que mi hijo se quedase en Francia con su madre. Pero asumo lo que tengo, quiero estar con mi hijo, darle los valores de la vida, una educación, y que aprenda a formarse en esta sociedad, que a veces no es fácil para los niños, y menos en Europa.

¿En qué te identificas con la cultura en la que creciste?

Nada que ver. La gente en Tomelloso tiene su mentalidad. Ahora ha cambiado mucho el pueblo con las nuevas generaciones. Pero por mi generación, no puedo decir que cuando estoy en Tomelloso me sienta identificado con alguna manera de ser, con la cultura en general. La mentalidad en el interior de España, en general, es de estudiar o trabajar, tener tu casa, tu familia, tu coche… Yo no pienso en eso…

Llevas varios años en Francia, junto a tu hijo ¿Qué dificultades has encontrado en esa nueva cultura?

Cuando estás bien, vayas donde vayas también. No he tenido ninguna dificultad. A los quince días de llegar a Francia ya estaba trabajando. Hay que hacer mucho papeleo, eso sí. Lo mejor es no hacerte muchas preguntas, sino tener ganas de aprender, de empaparte. Si comparas con tu pueblo, o te dices que no hablas un idioma… las dificultades te las estás poniendo tú mismo. Nadie te va a comer, no tienes que tener miedo a nada.

Tardé unos seis meses en aprender francés a fuerza de hablar con la gente. Lo más importante es no hablar el idioma nativo para aprender rápido el nuevo. Así es como aprendí también a defenderme bien en inglés e italiano. Es irte y no tener miedo, la gente es buena si tú vas con buenas intenciones.

Al ser la Comunidad Económica Europea, no hay muchas dificultades. Ahora vivo en un pueblo de seiscientos habitantes. Hay una pequeña escuela y vivo en un pequeñoo apartamento. Allí nos conocemos todos. Ahora estaré con mi hijo en Francia, aunque siempre tengo la idea de no vivir en Europa.

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TOMELLOSO PARA EL MUNDO

¿Qué imagen tienen de tí como español?

Acabo de regresar de trabajar en Bélgica en el restaurante de un amigo chino. La gente pensaban que estaba allí por la crisis en España, y yo les explicaba que yo llevo muchos años fuera de España. Hay gente reacia a lo de fuera, hay gente de todo. Llevo veintiún años en crisis, para mí la situación de ahora es la misma que tuve siempre. Hace tiempo que estoy en Francia y no sé hasta qué punto hay crisis en España… entiendo que no será fácil para la gente si no tiene trabajo.

LA EXPERIENCIA MIGRATORIA

Lo mejor de tu experiencia:

Tener la oportunidad de conocerte a tí mismo. De perder los miedos que, por ejemplo, se tienen en Tomelloso por no tener trabajo aunque no te falte de comer. La experiencia de no tener fronteras, no tener religión, el sentirme como una persona más en este planeta y saber quién soy y qué hago. Y sobre todo respetar y hacerme respetar… En la sociedad en general, se mira a los otros. Pero si se puede echar una mano a otro, y mirar dentro de uno en lugar de criticar a otros… No cuesta nada ayudar, y si lo haces con el corazón, te vas a sentir lleno. Esto que aprendí, para mí es lo primero: hacer las cosas de verdad, y no con interés.

Lo peor de emigrar, algún pero, alguna desventaja por no estar en el lugar que indica tu pasaporte:

No tengo ningún pero.

¿Animarías a un joven tomellosero a emigrar? ¿En qué condiciones?

Lo he dicho antes, no tener miedo. Y ahora hay mucha gente que se está empezando a ir… es una nueva generación. El otro día conocí a una chica algo más joven que yo y me contaba que recordaba que yo era de los primeros de nuestra generación que se fue a la aventura. Pero ahora hay muchos jóvenes que se van y me parece estupendo. Que se vayan sobre todo con los brazos abiertos, a aprender. Yo, por ejemplo, en todos los sitios donde he estado, decía que no sabía nada. Recuerdo que me decía un amigo en Uruguay “¡Tío, pareces uruguayo!”… Hay que dejarse llevar y adaptarse a la situación.

SITUACIONES LÍMITE

el idioma:

No sabíamos el peligro que corríamos en Australia, en el parque natural Blue Mountains, cuando mi amigo Kiko y yo decidimos pasar la noche en tienda de campaña. Eramos muy jóvenes, un poco inexpertos… y no sabíamos casi nada de inglés. Llegaba la noche cuando vimos que el lugar era enorme y nos costaría volver, así que decidimos quedarnos a dormir. No teníamos nada de comer. Por la noche empezó a hacer mucho frío y oíamos ruidos de todo tipo desde dentro de la tienda. Mi amigo empezó a pensar que no era tan buena idea. En cuanto llegó el amanecer, nos fuimos. A la semana, un periódico nacional anunció que la pantera negra había atacado de nuevo en Blue Mountains, se comió a dos personas. Se lo enseñé a mi amigo, y quedó como anécdota…. no le hubiésemos dado importancia si no hubiésemos visto el periódico.

Miedo nunca he tenido. Cuando vas con toda la fuerza y la positividad del mundo, no ves peligro ni sientes miedo.

carencias sanitarias:

Estaba haciendo trekking en Laos (sureste asiático). Había que llevar un guía para ir por la jungla, pero como no teníamos mucho dinero se lo pedimos a un hombre de un poblado que se ofreció. Pero se perdió. Iba con un colombiano, una francesa y un chileno que conocí en Australia, y que vino luego a Tomelloso a vendimiar. No teníamos mucho agua y finalmente llegamos a un pueblito, también sin agua ni electricidad. Teníamos que presentarnos al jefe del poblado, que nos invitó a quedarnos. Los niños me miraban como si fuese un extraterrestre, era rubio con el pelo largo, un piercing en el labio… ¡me acompañaban a todos sitios!

Al día siguiente seguimos el viaje, pero yo no me encontraba bien. Sentía que era deshidratación, pero el guía pensó que podía ser malaria. Tenía fiebre y no paraba de vomitar. Como no podía caminar, me llevaron en carretilla por varios pueblos hasta que encontramos a una especie de doctor, que dijo que era malaria. Me dieron de beber y me empecé a recuperar. Al día siguiente me sentía mucho mejor. En esos momentos pensaba que me podía curar. No llegué a asustarme… me decía que era por deshidratación…

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“Con un niño en el interior de Laos, antes del trekking”

¿Qué experiencia te marcó tanto que al día siguiente ya no eras el mismo?

Los seis meses que estuve en India, pasé un tiempo en la congregación de la madre Teresa de Calcuta. Atendíamos a personas con lepra, un orfelinato donde había más de cuatrocientos niños en un gran pabellón… gente que abandona a sus hijos porque no tienen ni para darles de comer y esperan que tengan una vida mejor. Enfermos terminales, que dormían en el suelo. Una furgoneta los recogía de la calle y allí los lavábamos, les dábamos de comer.. y cada día morían dos o tres personas. Pensaban que la ciudad les ofrecería mejor vida, pero luego entran en una espiral en la que no encuentran nada, enferman y … era la congregación la que podía ayudarles.

Aquello te hace reflexionar mucho. Por eso… cuando dicen que hay crisis en España, ves que sí, que es difícil, pero…. hay personas que sí que están mal.

También me ha marcado mucho mi último viaje, hace dos años, a Burkina Faso (África occidental) para hacer planificación familiar. Vi gente que vive en lugares remotos, donde la ausencia de lluvias puede ser fatídica. Mujeres con seis o siete niños que no pueden ir al colegio y empiezan a recoger cosecha con la edad de mi hijo, con 7 u 8 años. No es fácil para ellos. Si en un futuro va todo bien y me toca el euromillón, veré si puedo montar una ONG en África. Hoy día las ONGs te piden titulación universitaria, además de una pasta, si quieres ir a ayudar a través de ellos. Pero sin títulos también puedes aportar muchas cosas, puedes ayudar estando con la gente, hablando con ellos. En Burkina Faso estuve con un profesor de filosofía de allí en dos o tres colegios; les contaba experiencias, cosas de la vida, y veía a los chicos encantados.

FUTURO

¿Cuál sería un motivo inapelable para volver a Tomelloso?

Cuando iba a nacer mi hijo, mi pareja y yo decidimos trasladarnos de México a Tomelloso porque nacería el primer nieto de mis padres. También por arreglar papeles y porque era un fin de etapa para mi pareja, que por entonces ya llevaba diez años en aquel país. La intención era estar dos o tres años en el pueblo, para luego irnos a un país que no fuese occidental. Al año fuimos a India, pero mi pareja no se sentía cómoda, y entonces decidimos no regresar a Tomelloso e ir a Francia, de donde ella es natural.

Volveré a vivir en Tomelloso si mis padres me necesitan. No tengo más motivos. Vengo porque lo disfruto, pero no para quedarme. Quién sabe en un futuro lejano, pero ahora no me lo planteo.

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“Con un gurú, un maestro espiritual del hinduismo, en Benarés. El hombre vivía en una pequeña habitación, sin nada más”

SECCIÓN DES-CUBRIENDO TOMELLOSO

¿Cómo valoras esta sección de EnTomelloso?

Me parece muy bien para el periodismo local que haya entrevistas con personas que pasan por Tomelloso, con otra mentalidad, otro pensamiento. Es una buena iniciativa para ofrecer otros puntos de vista. ¡Seguir adelante!

Lali Moraleda, protagonista de la anterior entrevista de esta sección, planteó esta pregunta desde Irlanda para el siguiente tomellosero que decidió probar en otro país: “¿Qué cosas maravillosas dices por ahí de nosotros? ¿Cómo “vendes” Tomelloso?

Al principio de mi salida sentía más arraigo y hablaba más. Siempre he dicho que aquí se acoge con los brazos abiertos. Por mi casa de Tomelloso han pasado italianos, uruguayos, africanos, chilenos, franceses, alemanes, suizos…. Todos han comido gachas y morcillas… Todo el mundo se ha quedado encantado con su paso por allí. Cuando he mostrado mi pueblo, hablo del vino, de los quesos… Pero a nivel sociedad, mentalidad, es otra cosa.

LECTOR, ¿qué le preguntarías al próximo entrevistado?

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