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viernes, 22 noviembre
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«A mí no me gusta hacer el tonto, me gusta la fiesta»

A Ángel Grande Núñez lo conocemos todos en Tomelloso, aunque ese nombre no nos suene. Es el simpar “Polito”. Desde enTomelloso.com hemos echado un rato con él, queríamos que nos contara quien es; hacerle una entrevista desde el mayor de los respetos.

Nos cita en la Residencia San Víctor, a la una y media. Lo llaman y nos atiende en el patio. Insiste durante toda la charla en que le imprimamos lo que publiquemos ya que no tiene internet. Sonríe casi siempre, pero en algunos momentos se pone serio, en otros se emociona y en algunos (pocos) se enfada. A pesar de los pesares, se siente querido y agradece mucho el cariño de las monjas, de la Peña los Canuthi, del Ayuntamiento y de toda la ciudad en general, aunque siempre haya algún metepatas.

Empezamos por el principio, su origen, «Mi padre era de Arjona, en Jaén. Estuvo allí toda su vida. Se vino a Tomelloso a hacer la propaganda de los teatros, los toros, el circo y el fútbol. Mi madre era de aquí y todos nosotros también, somos tres hermanos y una hermana».OLYMPUS DIGITAL CAMERA

El padre de Ángel era un hombre culto y educado, nos relata serio. «¿Conocéis el libro de Félix Yáñez sobre los personajes de Tomelloso? Ahí sale mi padre. Cada quince días lo leo y lloro. Hay gente importante y mi padre con ellos. Hace treinta años ya… o más, que murió. Lo querían en toda España. Cuando salió la “goleada” se fue a Mestalla, a la copa de aficionados, el Tomelloso contra el Barcelona, valía la entrada más de cinco mil pesetas, me contaba mi padre… Hace ya más de un año de eso ¿eh?»

Y sigue contándonos «Soy el más pequeño de la familia, estaba en mi casa solo y decidí venirme al Asilo. Mi hermana está también aquí. Tenía un piso en el Barrio de San Juan… Aquí tengo la vida resulta como la gente en condiciones: limpio, comido, vestido y organizado, ¿es qué es eso poco? Estuve trabajando con Paco García Coronado con la cerveza San Miguel, cuanto me querían… tres mil cajas repartíamos en la feria».

Le preguntamos la edad y por su situación de pensionista. «Voy para cinco-cinco. Estoy jubilado por la vista. Aquí en la residencia me quieren mucho, soy el más joven y hago todo lo que puedo… Para estar aquí trabajando hay que valer, las muchachas que están aquí son las campeonas». Da un salto y nos cuenta que le han preparado un traje de Nino Bravo para el Guateque «¿Y qué pasa?»

A Ángel le mortifica que se ensañen con él, que lo humillen de mala manera Es algo que la gente no entiende… «Lo llevo muy mal».

En nuestro protagonista (y esto lo decimos nosotros) algunos mezquinos encuentran alivio a su situación. Hay quien necesita subirse encima de otro que esté peor para hacer más llevaderas sus miserias. Algo así como el sabio de “La vida es sueño”, que cuando el rostro volvió encontró a otro peor que él.

Repasamos con Ángel un episodio oscuro: estuvo en la cárcel acusado de propasarse con una menor. Le tocó el trasero, por lo visto. «La cagué. Pero hubo treinta y cinco mil firmas apoyándome… treintaicinco mil firmas son bastantes ¿eh? Fue el día del ascenso, el día del Don Benito, se me fue la olla… y mira. Me encerraron en Herrera, gracias al alcalde y los concejales me trasladaron a la enfermería. Aquello me costó un dineral, ahora, el abogado abultaba. Cuando me soltaron, el día 28 de abril (me voy a acordar siempre) vinieron más de cinco mil personas a esperarme… Lloré mucho, como si me pegaras un tortazo. Y los pelos como escarpias. La gente es noble, fue increíble… ¡qué gente más buena! Salió en la tele, por la primera, un programa que ponían a las ocho de la tarde. Menuda regañina me echó mi hermano a solas».

Hablamos de lo bien que se lo pasa con los Canuthi y lo mucho que le gusta “hacer el tonto”, le decimos en el mejor sentido. Nos corta de raíz: «A mí no me gusta hacer el tonto, me gusta la fiesta».

Bogas Bus

OLYMPUS DIGITAL CAMERANos cuenta su llegada a la peña, saltando de tema en tema. «Hablé con Loren porque me gustaba, y me metí ¿Os acordáis del pobre Tito? Aquello me afectó mucho, su muerte, y Loren me dijo, “Vístete con nosotros, que verás cómo te lo pasas bien”, y poco a poco, poco a poco… A mí no falta de nada con ellos. Yo vivo mucho el carnaval, me gusta… Igual que la procesión de las cadenas, llevo saliendo veintitrés años». Nos sorprende la confesión. «Mi padre salió durante cuarenta años, desde que empezó esa hermandad».

Nos da un quiebro y nos cuenta que hace poco ha estado un hermano suyo en Tomelloso y lo invitó a cenar. «Cuando viene mi hermano de Alcalá, no me falta de nada. Se gasta el dinero a gusto conmigo, con su hermano».

Vuelve a los Canuthi y al Guateque, que ya tiene ganas que llegue «Llevo muchos años con ellos en la Peña… y no me voy a esconder, ¡me gusta mucho! Las hermanas están muy contentas conmigo y yo con ellas, la superiora me ha dicho, “¡tú, al guateque!” Lo que hice el año pasado no la hace nadie, fuimos el viernes a cenar al Palomar, a las ocho de la mañana estaba en el parque colocando adornos para el guateque y acabé a las siete de la mañana. Pero con los Canuthi no me falta de nada».

Insiste en  lo contento que está en el asilo y lo bien que se lleva con las mujeres que trabajan allí. Nos las va nombrado a todas, todas estupendas, trabajadoras y muy buenas con él.

«De niño era muy malo. La escuela no me gustó. Hacía novillos. Iba a Ronda de Embajadores, el maestro nos castigaba (parece que lo estoy viendo) y nos tiraba de las patillas. He sido muy golfo pero aquí, en la residencia, he sentado la cabeza. Ya llevo nueve años».

Y nos lleva a ver su habitación, saludando a todo el mundo, presentándonos como sus amigos. Le hacemos unas cuantas fotos y lo dejamos con su eterna sonrisa y sus ojos entornados, esperando nervioso el Guateque de Los Canuthi para vestirse de Nino Bravo.

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