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lunes, 23 diciembre
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El cristiano en la vida pública y política

Dentro de los actos de la VI Semana de la Doctrina Social de la Iglesia que organizan las parroquias de Tomelloso, este miércoles en el salón de actos de la Biblioteca García Pavón, Raúl Martín Martín ha pronunciado la conferencia “El cristiano en la vida pública y política”.

Raúl Martín Martín es doctor en matemáticas y director del Vicerrectorado de Docencia y Relaciones Internaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.docrtrina-social-tomelloso

Antes de la conferencia abordamos al ponente y le preguntamos por el contenido de su exposición, «Intentar hacer reflexionar sobre el papel del laico cristiano en el mundo público y el político». Asegura que hay que ser un buen político cristiano y un buen cristiano político. Le preguntamos sobre la vigencia de la Doctrina Social de la Iglesia, «Sin ser un experto en la Doctrina Social de la Iglesia, lo más lógico que he podido encontrar de la doctrina de la iglesia es cómo ve la doctrina social este aspecto de la vida pública y política. Hay un documento de la Conferencia Episcopal de 1986, que si nadie nos dice la fecha, nos parecerá completamente actual. Es muy actualizada y muy lógica».

Con algo más de media entra en el salón de actos de la Casa de la Cultura, Raúl Martín, expone que los fieles laicos no deben abdicar en ningún momento de la vida pública. A la que equipara con la política. No la de la corrupción, el politiqueo, sino la política como gestión del bien común. Esto es, el bien de todos.

Intenta definir el bien común uniéndolo a los derechos fundamentales de la persona humana. Los derechos humanos vienen del derecho natural, o lo que es lo mismo, de la Ley Divina Universal. Coloca los límites del poder político en el derecho natural.

Raúl Martín señala que todas nuestras acciones y omisiones tienen consecuencias políticas.

El deber de los católicos en la política es la “caridad política”, explica en otro pasaje, esto es, el beneficio al prójimo, entendido tanto como persona individual, como sociedad en su conjunto. Señala los peligros de la política, la seducción del poder y el abandono de la verdad. La economía de la verdad, los eufemismos y la corrección política.

Para el ponente, es misión de los laicos católicos que están en política, en la vida pública, luchar por devolver la dignidad a la persona. Marca unas cualidades mínimas que deben cumplir los católicos en la vida pública, preparación suficiente.

Señala que los cristianos no debemos renunciar a nuestras ideas, hay que luchar contra lo que pretende excluir de la sociedad las leyes de la moral. No es un tiempo de falta de valores, sino de falta de valor para defender nuestras ideas, remarca.

Acaba exponiendo que los laicos no se pueden escudar en la jerarquía y que de la Iglesia no se puede sacar ningún programa político.

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