El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Toledo ha condenado al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha al pago de una indemnización de 81.239 euros a la viuda y los cinco hijos de un paciente que falleció horas después de recibir el alta médica por parte del Hospital Virgen de la Salud (Toledo).
En la sentencia, dada a conocer por la Asociación El Defensor del Paciente, el juez asegura que tras los informes periciales presentados «hay que entender acreditada la responsabilidad patrimonial de la Administración», pues, según dice, «hubo infracción de la lex artis al no interpretar correctamente los datos que ofrecían las pruebas practicadas y que apuntaban claramente hacia un proceso infeccioso».
El magistrado continúa señalando que no se realizaron al paciente fallecido otras pruebas que podrían haber confirmado esta conclusión y, a mayor abundamiento, no se esperó el resultado del hemocultivo prescrito y se dio «precipitadamente» el alta al paciente. «Esta mala praxis, que impidió un correcto diagnóstico, determinó también la ausencia del debido tratamiento y el fallecimiento del paciente apenas cuatro horas después de ser dado de alta», indica.
La Asociación El Defensor del Paciente explica que J.G.M., de 83 años de edad, es derivado al Hospital Virgen de la Salud de Toledo el 18 de septiembre de 2005 por su médico de Menasalbas (Toledo) presentando un cuadro de dolor abdominal, náusea, vómitos y fiebre alta, entre otros síntomas, habiendo sido ingresado meses anteriores aquejado de una cardiopatía seria.
En el servicio de Urgencias es explorado y se le practican ciertas pruebas analíticas que derivaron en un tratamiento pautado que se limitaba a mitigar el dolor sin realizar un diagnóstico diferencial ni practicar pruebas complementarias para dilucidar el origen de la dolencia.
Sin esperar el resultado de las pruebas solicitadas, «motivo fundamental por el que el Tribunal aprecia que hubo mala praxis», el paciente recibe el alta médica y regresa a su domicilio donde fallece cinco horas después. Es entonces cuando desde el hospital llaman a los familiares para pedirles el reingreso inmediato del paciente a la luz de los resultados arrojados por las pruebas y que hacían ver que el paciente sufría un proceso infeccioso en el momento del ingreso.