Una fuente de toda solvencia y credibilidad, nada menos que un paje, ha informado a enTomelloso.com que Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente llegaban hoy viernes 21 de diciembre a Cáritas de Tomelloso, a las cinco de la tarde.
No dudando de nuestro informador y a pesar de nuestra bisoñez en las lides periodísticas hemos decidido ir a comprobarlo, en persona, e informar a nuestros lectores de tan magno acontecimiento.
La certeza de la llegada de los Magos de Oriente se ha hecho presente cuando por la calle que nombra el lugar de donde vienen los sabios, hemos escuchado el griterío de la chiquillería que esperba en la puerta de Cáritas; conforme nos aproximábamos hemos ido distinguiendo el patrullón de niños y madres haciendo cola. Era la señal inequívoca de que los Reyes han venido.
Dentro, en el gran salón que sirve de dormitorio a los temporeros de la vendimia, los reyes habían instalado su trono. Estaban los tres, Melchor, Gaspar y Baltasar… y los pajes. Niños sonrientes, madres con la cabeza cubierta con hiyab. A los Reyes les da igual, han venido para hacer felices a cuatrocientos chiquillos. Entre bambalinas, los ayudantes trabajan con denuedo. El paje recita un número y aquellos corren a buscarlo entre el mar de paquetes de regalo envueltos en brillante celofán.
Hablamos con Inés Losa, voluntaria de Cáritas y colaboradora de enTomelloso.com. Nos cuenta que llevan desde primeros de noviembre reuniéndose todos los viernes para preparar los lotes. Los juguetes proceden de donaciones particulares y de los Heraldos (los moteros de las Harleys, que se conoce que tras el cuero de sus cazadoras esconden un corazón de oro) que entregaron a la Organización un montón de juguetes nuevos.
Los lotes están personalizados, nos cuenta Inés, cada niño recibirá un paquete para él. Los niños pertenecen a familias que han pasado por la acogida de Cáritas. Es la segunda vez que se hace la campaña “Navidad y niños”, el año pasado fueron cuatrocientos chicos los que recibieron regalos y este año van a sobrepasar esa cifra, nos sigue contando Inés mientras la interrumpimos.
Los juguetes son nuevos y usados al 50 por ciento. Los de segunda mano se han arreglado, limpiado y se han dejado lo más dignamente posible; han llegado a juntarse cincuenta voluntarios preparándolos, la mayoría jóvenes.
Mientras observamos la faena y la alegría de los voluntarios, buscando juguetes, los villancicos sonando, la alegría de los niños, pensamos que el Hijo de Dios nació en un establo, no en la calle Preciados. Que con juguetes donados y con la dedicación de un centenar de personas se puede alegrar la Navidad de los que menos tienen y especialmente de los niños.
Inés nos cuenta lo que ya sabemos y Cáritas repite, la mayoría de los que participan en la campaña (y en todas, últimamente) son de Tomelloso.
Noelia, la responsable de jóvenes de Cáritas, nos cuenta que no se les pide nada a cambio. Asegura que los días previos, los de preparación, la emoción iba aumentando, día a día, conforme se iba acercando esa fecha. Nos relata que es una tarde de nervios y de alegría. El gozo de ver la cara que traen los niños cuando vienen y la que se llevan cuando los Reyes les entregan los juguetes, no tiene precio.
Abandonamos Cáritas, mientras observamos la cara de los chiquillos cuando los Reyes les entregan los regalos. Esas sonrisas. No hay mejor manera de empezar la Navidad.