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jueves, 25 abril
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Pregón de la Hermandad de Jesús Pobre, por Joaquín Patón

Joaquín Paton 2

1.- INTRODUCCIÓN

Buenas tardes y sed bienvenidos a este pregón de semana santa que voy a intentar sea de reflexión y de oración (ante la imagen de Jesús Pobre).

Quiero comenzar agradeciendo a la Hermandad de Jesús Pobre y a Pablo Ortiz su presidente que se hayan acordado de mí para este pregón de Semana Santa.

Vengo sin la pretensión de aplausos al final de una faena brillantemente realizada, vengo sin la necesidad de lucimiento para alcanzar renombre de orador de postín. Vengo sin la prepotencia del que se cree autoridad educativa o catequética.

Sí vengo a convivir con vosotros estos momentos de acercamiento a la Semana Santa de Tomelloso. Sí vengo a que juntos y libres de las preocupaciones inminentes reflexionemos en uno de tantos cuadros que forman parte del Misterio Pascual que nos acercamos a vivir.

Inma Delgado Fotografía New Born

Sí vengo a compartir con vosotros el acontecimiento de que Jesús es Pobre;  como una persona más que intenta vivir día a día y momento a momento la gran dicha de ser creyente cristiano.

Efectivamente, Jesús el Señor, el Hijo de Dios como lo llama la Sagrada Escritura es POBRE, y en Tomelloso tenemos la dicha de disfrutar de una Hermandad de Semana Santa que proclama este acontecimiento. No es casualidad ni imaginación beata haberse dado cuenta de que es verdad lo que hablo.

Diputación de Ciudad Real

Es algo esencial en el devenir del Cristianismo el hecho tangible e innegable de que Jesús fue y es POBRE. No es un título más que la historia de la imaginería o de la teología fácil de los predicadores cuaresmales o pregoneros semanasanteros haya colgado en la panoplia  del Señor Jesús.

Se han dado tantos títulos a Cristo que se cuentan por cientos, muchos de ellos frutos de  intentonas grandilocuentes vacías de contenidos y más vacías aún  de realidad histórica o bíblica.

2.- NECESIDAD DE LA HERMENÉUTICA

Por eso cuando afirmamos algo de Jesús deberíamos saber muy bien qué estamos intentando decir y cuando  pontificamos sobre algunas de las cualidades con las que nosotros, pobres mortales, queremos adornar la imaginería que padecemos de Dios, en  múltiples ocasiones estamos dando una estampa de lo que quisiéramos que fuera, de tal modo que  inventamos auténticos disparates.

Una prueba de lo que estoy diciendo es el título que hemos colgado a Jesús: “¡Nuestro Padre Jesús Nazareno!”.

Esto, si viviéramos en tiempos de la Inquisición sería catalogado como HEREJÍA, y nos encaminaría directamente a la hoguera purificadora de pecadores.

Con un manual de Teología Dogmática en la mano podemos afirmar dentro  de la doctrina de la Iglesia el Misterio de la Santísima Trinidad, en donde distinguimos al Padre Dios, al Hijo y al Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, según nos afirmaban y aseguran los catecismos.

Por lo tanto estamos llamando a Jesucristo, Padre;  cuando Él según la doctrina de la Iglesia es Hijo. Confundimos las personas divinas o afirmamos cualidades incompatibles y contrarias en esta letanía de nombres aplicados a Jesús: “Nuestro Padre Jesús Nazareno”.

Aunque no tengamos mala intención, sí que lo hacemos por ignorancia. Ignorancia que no deberían tener los pastores de las parroquias y la jerarquía de la Iglesia que por su puesto han debido estudiar esta teología.

De tal modo que raro es el pueblo o la parroquia en España donde no haya una imagen así llamada,  incluyendo  su correspondiente cofradía.

Es por ello que hoy en día en nuestra sociedad con gente más culta y más preparada, con jóvenes que por fin pueden elevar su nivel intelectual y que no se admiten afirmaciones trasnochadas y conceptos erróneos, se nos haga imprescindible, al hablar de temas religiosos, estudiar muy bien qué decimos y qué queremos decir.

Porque no estamos en tiempos de la Escolástica y porque se han pasado los días de la dictadura teocrática se nos hace necesario, al reflexionar temas de religión, que echemos  mano a una ciencia del lenguaje que se llama Hermenéutica.

La hermenéutica, como todos sabéis,  es la ciencia de la interpretación de las palabras y estudia la evolución de los conceptos que hemos dado a las distintas palabras. Etimológicamente la palabra se deriva del verbo griego «hermeneuo», que significa exponer, publicar, interpretar.

De esta manera la Hermenéutica aparece ubicada en la estructura de la comunicación; una persona al hablar o escribir emite significados, y quien recibe esa palabra o escritura, las escucha o las lee, capta ese significado.

 Continuamente nuestro cerebro está captando y emitiendo mensajes a través de nuestros sentidos intentando a captar significados, y al estar familiarizados con el material que leemos o escuchamos, la interpretación es espontánea, sin esfuerzo, y no somos conscientes de ese proceso de interpretación. Vg.: si dices “vino”, “queso”, “banco “, todo el mundo te entiende.

Pero la situación cambia cuando nos enfrentamos a palabras o expresiones que han contenido unos conceptos en una cultura distinta y han sido traducidas sin adaptación alguna a otro tiempo, a otra cultura o mentalidades distintos.

Por ejemplo: si dices “llueve a cántaros”,  “agarrarse a un clavo ardiendo”,  “esto es coser y cantar”,  “se me ha ido el santo al cielo” y estás hablando con un chino deberás, explicarle qué quieres decir con esas expresiones, porque si no lo haces, no se enterará de nada, ya que   interpretará esas frases al pié de la letra. Y estará pensando en la literalidad de lo oído y no en el contenido que tú quieres transmitirle.

Esto lo podemos utilizar en cualquier situación posible. Cuando nos referimos a la Biblia también disponemos de la hermenéutica bíblica que nos va a ayudar a conocer las condiciones que rodearon y motivaron el tema del que tratamos, es decir el  «usus loquendi» de las palabras, o sea el significado de las mismas en la época en que fueron incluidas en el texto.

La interpretación implica «fijar su sentido y alcance», y para lograr ese objetivo, hay normas generales de hermenéutica que son aplicables a ese efecto. La Hermenéutica cuenta con el aporte de otras ciencias como la historia, la sociología, la geografía, economía, etc.

3.- ¿QÚE ENTENDEMOS POR JESÚS POBRE?

Cuando estamos aclamando y denominando a Jesús como Pobre, necesitemos darnos cuenta de lo que estamos afirmando.

  • Y deberíamos preguntarnos si es lo mismo “Pobre” que “Pobreza. Cuándo y cómo debemos utilizar cada uno de los dos conceptos. Si al decir pobre estoy alabando o denigrando a quien se lo refiero, porque habrá quien se sienta ofendido ya que reconocemos sus carencias. Del mismo modo ocurre con “pobreza” ¿es gracia o desgracia? ¿Es una virtud o defecto? Porque ser pobre es malo, ninguno de los presentes queremos ser pobres.

En los diccionarios nos dicen que pobreza es la escasez o carencia de lo necesario para vivir, incluyendo la falta de desarrollo humano de la persona. Distinguimos entre falta de alimentos (hambre), falta de cultura (ignorancia), falta de cualidades (disminución cognitiva), falta de inteligencia (coeficiente intelectual bajo), etc., por lo tanto hemos de concluir que en ciertas ocasiones la pobreza es un mal en sí misma.

  • Es dolorosa la pobreza en todos los niveles, incluso la pobreza de miras, de inquietudes, de proyectos que pensamos tener los que decimos pertenecer al Primer Mundo. Nos empobrecen porque nos manipulan los medios de comunicación, los centros comerciales, los políticos, las grandes empresas, la banca.

Nos utilizan como votos y como seres que compran, gastan, nos hacen babear con programas de televisión basura que se nos meten hasta la cocina.

Todo eso es también pobreza y manipulación de los poderosos para empobrecer aún más al resto de los mortales.

Por más que queramos sublimarla como voto entre las personas consagradas de las distintas órdenes religiosas o dedicadas al servicio divino: como castidad, pobreza y obediencia. La pobreza siempre es mala y no la quiere nadie que esté en su sano juicio. La pobreza es la falta de lo más necesario para ser persona, desde la alimentación del cuerpo hasta el perfeccionamiento personal.

Distinto es que una persona (hombre o mujer) acepte libre, consciente y voluntariamente por los motivos que sean (religiosos, estoicos, espiritualistas) la actitud de desapego a bienes materiales, riquezas, posesiones, etc. Sin embargo aún renunciando a esas cosas, los religiosos o espiritualistas de cualquier tendencia religiosa o filosófica  desean más conocimientos, más sabiduría, más riqueza de virtudes, más dominio del cuerpo y de la mente, etc.

Con todo esto no adelantamos nada, la pobreza, la necesidad de algo vital, como queramos llamarla al fin y al cabo son algo abstracto, etéreo; mientras que el pobre es muy concreto, totalmente tangible, tan humano como tú y como yo, de ahí que pienso que es necesario ir concluyendo lo siguiente:

  1. Deberíamos hablar más que de pobres y ricos,  de empobrecidos y de enriquecidos;  de personas a las que se les han arrebatado sus derechos, sus tierras, sus posesiones,  lo más imprescindible para vivir;  con todo lo cual otros se ha enriquecido.
  2. Deberíamos hablar de personas que sufren la pobreza y de personas que sufren la riqueza. Efectivamente también se sufre la riqueza; sufren la riqueza los que están tan apegados al dinero y al “tener”, de modo que su vida y su preocupación es sola y exclusivamente “tener más”, lo cual les lleva a una neurastenia del poseer.
  3. Deberíamos hablar personas que renuncian libremente a sus derechos de posesión, a sus pertenencias en aras de la consagración a Dios o a la comunidad (monjas, frailes, sacerdotes).
  4. Y por último deberíamos hablar de otra acepción de pobreza, la que hace referencia a una actitud de entera orientación hacia Dios sin apoyos en posesiones ni bienes materiales de ninguna clase.

4.- ¿QUÉ DICE LA SAGRADA ESCRITURA SOBRE EL POBRE Y LA POBREZA?

En este momento aquí y ahora, a las puertas de Semana Santa en un pregón de la Semana de Pasión no podemos quedarnos teorizando. Debemos preguntarnos:

  • ¿De todo esto qué dice la Sagrada Escritura y el mismo Jesús en los Evangelios?
  • Ante la pobreza ¿cuál ha de ser la mentalidad de un cristiano?
  • Ante los empobrecidos y despreciados ¿cuál es la actitud que recomienda tener una pertenencia  a la Iglesia de Jesús?

Nos encontramos en nuestro mundo con que los derechos humanos afirmados por Jesucristo en su Mensaje, transmitidos por la Iglesia y formulados por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, no son respetados en gran parte de las naciones de nuestro Primer y Segundo Mundo y desde luego en especial del Tercer Mundo. Y no es sólo la pobreza que causa hambre, como lo recordaba hace poco Manos Unidas, sino también el desprecio por la vida y por las personas.

Por eso insisto, en el ámbito que nos movemos en estos momentos nuestra mejor fuente de información para conocer quiénes son los pobres o empobrecidos va a ser la Sagrada Escritura.

Algunas citas importantes que nos iluminan son:

  • En el Antiguo Testamento vemos en el Primer libro de Samuel: “Yahveh Dios Levanta del polvo al humilde, alza de la basura al pobre” (1 Sam 2, 5. 7-8).
  • El profeta Amós comenta: “¡Ay de los que se fían de Sión, se consideran la flor y la nata de los pueblos!. Queréis aplacar el día funesto aplicando un cetro de violencia. Os acostáis en lechos de marfil, arrellanados en divanes, coméis carneros y terneras al son del arpa. Bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del desastre de José” (Am. 6, 1-6).

Vemos claramente cómo por una parte pone a Dios del lado del pobre que es el oprimido, el humillado, el esclavizado, y por otra echa en cara y hace responsables de los empobrecidos  y acusa como causantes de ese mal moral a los ricos, los poderosos, los violentos.

Y cuidado que no habla sólo de los que se enriquecen a costa de los demás, sino que también habla de los poderosos, los que mandan y quieren mandar más, los que abusan de la autoridad, los que engañan aunque sea detrás de la apariencia de gobiernos democráticos que esclavizan a las personas, y de los violentos que someten y torturan a sus hermanos.

  • Algunos libros de la Biblia también nos hablan de la propia culpa del pobre en su pobreza por la holgazanería y la falta de motivación. El libro de los Proverbios dice: “Anda, holgazán, mira a la hormiga, observa su proceder y aprende; aunque no tiene jefe ni guía acumula grano en el verano… ¿Hasta cuándo dormirás, holgazán? Un rato duermes, un rato das cabezadas, un rato cruzas los brazos y descansas y te llega la pobreza del vagabundo y la indigencia del mendigo” (Prov. 6, 6-11).
  • También nos recuerda el libro del Deuteronomio que el deber del que posee, es socorrer a sus hermanos necesitados: “Si hay entre los tuyos un pobre, un hermano tuyo en tu ciudad o en tu tierra, no endurezcas el corazón ni cierres la mano a tu hermano pobre. Ábrele la mano y préstale a medida de su necesidad” (Dt. 15, 7-11).
  • Los profetas intervienen en la defensa de los más pobres porque Yahveh era particularmente amigo de los pobres:”El Señor viene a entablar pleito con los jefes y los príncipes de su pueblo. Vosotros que devastabais las viñas, tenéis en casa lo robado al pobre. ¿Qué es eso? ¿Trituráis a mi pueblo, moléis el rostro de los desvalidos?” (Is. 3, 13-15).

 ¡Qué actualidad tienen estos interrogantes hoy en día!

  • El gran profeta Isaías dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor, el día del desquite de nuestro Dios; para consolar a los afligidos, los afligidos de Sión; para cambiar su ceniza en corona, su traje de luto en perfume de fiesta, su abatimiento en cánticos” (Is. 61, 1-3).

Únicamente cuando el pueblo de Israel cae en cautividad porque pierde las guerras con los enemigos vecinos y después de la misma, se produce un cambio importante en el concepto de pobreza.

Pobreza entonces será sinónimo de humildad y de entrega a Dios, que es el único que puede librarlos de los males que les inflige el déspota vencedor del exilio.

  • Jesús Pobre al que proclamamos en estos momentos vive, se alegra y proclama este mensaje de Isaías aplicándoselo a Él mismo, es su buena nueva, es su mensaje para la humanidad. Y esto mismo es lo que tú, cristiano comprometido sientes en tu persona, el cambio de la ceniza de cuaresma en corona de triunfo, la cárcel de tu pecado se cambia en libertad. Tu corazón se encoge y llora porque es misericordioso (y lo propone el Papa Francisco para este año) ante los afligidos, decapitados y emigrados. Esto es más importante que todos los mandamientos de todas las religiones.
  • También la figura del Mesías descrito por el profeta Zacarías (Zac. 9, 9) y notificado por Mateo (Mt. 21, 5-11) es llamado «anawin» (pobre) porque cabalga modestamente sobre un asno, y no, a la manera de los grandes conquistadores del mundo, sobre un caballo. Esto mismo también lo representamos nosotros y lo tenemos muy en cuenta: Jesús entra en Jerusalén sobre un burro; su montura repujada > el manto de un discípulo; sus trompetas > las voces de los pobres, los humildes y los niños;  las coronas de laurel>las ramas de olivos y palmas.
  • En el Nuevo Testamento todos los escritos hablan de los pobres y de la pobreza. Es Lucas el evangelista que se destaca en subrayar la actitud continua de Jesús en cuanto a su preocupación por estar al lado de los pobres, de los humildes, de las mujeres y de los niños. Para entender estos textos apenas vamos a necesitar utilizar la Hermenéutica de la que hablábamos antes.

Nos basta recordar lo que Jesús Pobre dice de aquellos que son y que quieran ser sus seguidores:

  • “Dichosos vosotros los pobres, porque tenéis a Dios por Rey.
  • Dichosos los que ahora pasáis hambre porque os van a saciar.
  • Dichosos los que ahora lloráis porque vais a reír.
  • Dichosos vosotros cuando os odien los hombres y os expulsen y propalen mala fama de vosotros por causa de este Hombre.
  • Alegraos ese día y saltad de gozo, mirad que os va a dar Dios una gran recompensa”. (Lc. 6, 20-23)

 4.- CONCLUSIÓN

Para concluir os digo a las personas que formáis la Hermandad de Jesús Pobre y a todos los que os sentís cristianos, o sea, seguidores de Jesús Pobre no se os olvide nunca que sois TESTIGOS de la grandeza de Cristo que aún teniendo la posibilidad de riquezas, poderíos, triunfos se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y se rebajó hasta lavar los pies sudados y asquerosos de sus seguidores.

Sois testigos y denunciadores de las situaciones de pobreza de nuestro mundo, que vuestro compromiso que arranca desde la misma imagen sin terciopelos, ni flores extravagantes y estrambóticas, desde vuestras túnicas sencillas y lisas debe llegar a los cristos humanos empobrecidos por los ricos sin alma, potentados y orgullosos.

Que cuando saquéis esta Semana Santa vuestra imagen de Cristo Pobre os sintáis fuertes de mente y de corazón porque vuestro testimonio se identifica con lo que hace veintiún siglos un tal Jesús de Nazaret proclamó, vivió,  enseñó y selló con su Resurrección después de una muerte robada.

Tomelloso a 5 de marzo de 2016

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