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miércoles, 17 abril

Un año más volvemos al Belén de la Residencia San Víctor de Tomelloso

Un año más llega la Navidad a la residencia de ancianos San Víctor (el Asilo), donde ya hace unos días que se ha inaugurado el Belén. Acudimos con Antonio Ligero, que ya nos ha enseñado su Belén. Sor Teresa nos cuenta que este año es un poquito más pequeño, pero cargado de un gran valor simbólico y «las figuras te hablan».

Esto se refleja, por ejemplo, en el tronco de Jesé, que es una pieza que ha sido encontrada por casualidad. El cordero que puede verse en ella «hace alusión a Abraham, padre de la fe, cuando Dios lo puso a prueba». También se encuentra representada la zarza ardiendo de Moisés, «que no se consumía».

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Según Sor Teresa, todo viene de los Evangelios y de la genealogía de Cristo. «¿Por qué Cristo nace? Por el sí de María. La Anunciación» que, en este caso, ocupa un lugar privilegiado.

Cuando vemos las figuras de las montañas desgastadas, como rotas, no es una muestra del paso del tiempo, sino que «hace alusión a Isaías: ‘Los montes y las colinas se abajarán, lo torcido se enderezará y lo escabroso se igualará’. Cuando no hay soberbia, cuando hay igualdad y humildad, entonces se camina en paz». Sor Teresa explica que, «por un lado, aparece el ajetreo de la venta, de la economía y, por otro, lo llano, lo humilde, lo sencillo. Eso es lo que da la paz y el amor es lo que produce la paz. El amor es la estrella de David».

Pero, sin duda, lo más destacado en este Belén, tal y como ocurre -o debería ocurrir- en la vida real, es «el rinconcito de alabanza a la familia, cimentación de la vida: niños jugando, padres trabajando, madres cocinando, la abuela dando de comer a las gallinas… Gente activa, pero en familia. Hay que potenciar la familia, que se nos escapa de las manos y es lo más grande que tenemos».

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