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lunes, 15 abril

Sexualidad: La importancia de la comunicación en la pareja

Una buena comunicación es vital para la relación de pareja, pues asegura que la otra persona conoce nuestros deseos y necesidades, permite compartir momentos y vivencias, etc. El intercambio de opiniones es la llave para poder solucionar otros problemas y es crucial para fortalecer el vínculo afectivo entre los dos miembros de la pareja.

Los principales problemas relacionados con la comunicación en las parejas se centran, fundamentalmente, en el modo de realizar la comunicación y en su contenido, tanto en sus aspectos verbales (déficit en la transmisión de información, comunicación indirecta y confusa, conversaciones poco fluidas, etc.) como en los aspectos no verbales (inadecuado contacto visual, tono incorrecto, actitud de no escuchar, etc.)

La comunicación afectiva y sexual puede incrementar su armonía si sus protagonistas se informan sobre cuáles deben ser los criterios adecuados para generar el cambio necesario que estrecharía más sus niveles de amor y de convivencia.

Saber cómo decir lo que no nos gusta del otro, saber cómo criticar el comportamiento sexual de forma que no produzca incomodidad, es el primer paso para una estable compenetración sexual y afectiva. Criticar no consiste en reprochar a la pareja lo que ha hecho mal, sino en dar criterios para cambiar, en informar al otro miembro de la pareja clara, precisa y simplemente la conducta concreta qué queremos que cambie.

¿Cómo mejorar la comunicación? Saber decir las cosas es una cuestión de aprendizaje

  • Recordar que nadie es perfecto. El tener esto presente ayuda a ser más tolerante con los fallos de los demás y con los fallos o defectos de uno mismo. Muchas veces el problema reside en que nos planteamos unos criterios demasiado exigentes.
  • No obligar a adivinar o suponer. Algunas personas piensan, erróneamente, que el amor proporciona a sus parejas el don de la clarividencia, y que no hace falta hablar para conocer las apetencias y necesidades. Por ejemplo muchas personas piensan:“si me quiere debe conocer lo que quiero, si se lo digo yo pierde el encanto”. Esta creencia suele ser el punto de partida de un sistema de comunicación distorsionado. Además, será una fuente constante de frustración para ambos miembros. La persona que no comunica esperará acciones de su pareja que nunca ocurrirán, aun cuando exista en ésta la mejor de las predisposiciones a complacerla. La otra parte realizará muchos actos que no serán efectivos para su pareja.
  • Observar las críticas como una oportunidad que hay que aprovechar para cambiar y aprender. Es importante que entendamos las críticas como una ocasión para profundizar en lo que la otra persona quiere y/o espera de mí. De esta manera será un momento ideal para dar y recibir más placer, para descubrir más aspectos de intimidad en la pareja y no percibirlas como un ataque.
  • Elegir el sitio adecuado para llevar a cabo la comunicación. Ejemplo, no es conveniente discutir las cosas en la cama, delante de amigos o de los propios hijos, cuando estamos en medio de una discusión de otros aspectos de la pareja, etc.
  • Mirar atentamente a los ojos de la otra persona. Hay que dedicar toda nuestra atención a lo que estamos diciendo y a las reacciones que nuestra crítica provoca en la otra persona. No es adecuado estar haciendo a la vez otra actividad. Cuando se quiere comunicar se debe dedicar toda la atención y esfuerzo a ese objetivo.
  • No criticar aquellos aspectos que no se pueden cambiar. No tiene sentido criticar lo inmodificable ya que sólo provocaremos frustración y negatividad. Las críticas además de ser constructivas, deben estar acompañadas de posibles soluciones.
  • Empezar siempre con un comentario positivo sobre el otro.
  • Decir exactamente qué es lo que no nos gusta. Es importante hacer la crítica sobre algo concreto. Es ineficaz decir: “no me gusta cómo me haces el amor”, es demasiado general; lo adecuado sería decir: “no me gusta cuando me tocas los muslos de esta forma”.
  • No generalizar, no avergonzar, no culpar, no ridiculizar es fundamental para que la crítica funcione, es decir, provoque el cambio esperado.
  • No ordenar ni imponer.
  • Decir exactamente cómo nos gustaría que lo hiciese y mostrárselo con un ejemplo.
  • Ofrecer ayuda para producir el cambio que se desea. Tomar iniciativas que hagan más fácil el cambio.
  • Expresar con claridad lo que el otro hace, en las circunstancias que lo hace y los sentimientos que a usted le provoca, sin hacer juicios de valor ni acusaciones (criticar la conducta no a la persona).
  • Asegurarse que el otro ha entendido lo que queríamos decir. De nada sirve si decimos lo que nos molesta o lo que queremos, pero no verificamos que la otra persona ha entendido claramente el objetivo de nuestro mensaje. Es importante que comprobemos que no se ha ofendido no ha malinterpretado lo que le hemos dicho.
  • No saltar de un tema a otro. Siempre se tiene que intentar modificar una conducta, no varias al tiempo.
  • El tono de voz debe ser positivo o, al menos, neutro. Nunca de reproche o desaprobación.
  • Mostrar abiertamente el reconocimiento y el agradecimiento por la aceptación de la crítica.
  • Valorar clara y expresamente con cierta frecuencia las cosas placenteras que se reciben de la pareja, teniendo en cuenta los esfuerzos que el otro miembro de la pareja realiza.
Alicia Pérez - Psicóloga en español en Toulouse
Alicia Pérez - Psicóloga en español en Toulousehttps://aliciaperezpsicologia.com/
Alicia Pérez, Psicóloga y Master en Terapia de pareja y sexualidad, con consulta de psicología en español en Toulouse
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