Hablará el viento desgarrando la brisa
entre visillos, y el impasible tiempo,
adormilando irá los fragmentos y el recuerdo.
Nunca la perfección de ese momento,
-que evocado se subyuga al arte de la mirada-
nunca, corresponderá con los designios
del embrujo abyecto y el misterio de nuestra alma.
Hablarán otras gentes o quizá no lo hagan,
y volveremos a ser estiércol y cuerpo que se embriaga
de noches bohemias e ilustradas palabras.
Volverán las lágrimas, volverán las alas,
volverá el cautivo y austero silencio en los versos,
que el alma siempre esconde en su esperanza.
Y si no hablara el viento, dejarme en su morada,
entre cielos de nubes azules y tormentas dislocadas,
que sea mi esencia la que hable en la madrugada
en todas esas noches donde, el alma transitó descalza.