“El Beat”, de Ángel Olmedo Jiménez
-“Chico. Vete a dormir a casa”.
Era la voz de Ricardo, mientras levantaba la cabeza de la barra de madera del Beat.
De fondo, Miles Davis engrandecía el timbrar de su trompeta en Summertime, aunque he de reconocer que a mis oídos el sonido llegaba terriblemente edulcorado, casi como si estuviera siendo retransmitido por alguna suerte de conexión astral lastrada.
Apesadumbrado, y con esa vacilación que produce la ebriedad, enfilé la salida y, no sin apuros, pude sortear la trampa cuasi mortal en la que, en aquel momento, se alzaban las bamboleantes puertas del local. Recibí un golpe que mi borrachera anestesió...
“Las Ausentes”, de Pilar Merino Martínez
Para Sylvia Plath
y Anne Sexton.
En su mundo
la belleza está siempre
en el poso de la bebida más amarga.
Sus voces de delgado alambre
llaman a gritos a la muerte,
la seducen con versos nocturnos
sobre la felicidad imposible,
y los modos de matarla si una vez
llegase a ocurrir.
Nada las asusta,
porque no se teme al deseo
que está al alcance de la mano.
Sus palabras besan las yemas de los dedos
donde más tarde clavan alfileres.
Los amaneceres tuertos o lisiados
ellas no se levantan,
ni comen,
ni fornican,
sólo toman aire suave y desganadamente
y escriben sueños o amores que nunca cumplirán.
A cada rato incendian el día
con la ilusión de no tener que...
“A cara de Perro”, de José Antonio Ramírez Lozano
PISO TOMADO
Aquel poema apenas si es que daba a la calle,
sólo a un patio de luz. Y no lo quise.
Yo buscaba otra cosa.
Había vivido siempre en uno de esos
poemas sin garaje ni ascensor
de los de renta antigua
que daba a Bécquer treinta y siete, esquina
Martínez de la Rosa.
Y no estaba dispuesto a soportarlo.
Hasta que di con este e hipotequé mi vida.
Reconozco que paro poco en él
pero podéis entrar, la puerta está entreabierta.
Pasad y echadle un ojo. En la terraza
tengo esta planta de onomatopeyas.
Y esta escalera métrica
sin otro pasamanos que la rima.
Y un perro que paladra; ahí lo tenéis.
Y esta silla...
“El Secreto de la Quebradita” de Juan Ángel Cabaleiro
Media hora más tarde estaban casi al final de la avenida Aconquija, en una de las zonas más exclusivas de Yerba Buena, rodeados de caserones imponentes que se alzaban en medio de amplios jardines. Estaba oscura la zona y el aire que se colaba por las ventanillas de la camioneta les traía ahora algo de la humedad y la frescura del cerro San Javier. Al fin, se metieron por una calle enripiada y penumbrosa y comenzaron a observar las viviendas. Un poco más adelante se cruzaron con un patrullero que salía para la avenida, sin novedades. Después de dar...
“Configuración”, de Ricardo Bermejo Álvarez
Llega a ser el que eres
Píndaro
De niña
me pintaba los labios
con las fresas del postre
o con barras de extracto
de regaliz que había
lamido previamente
y de aquella manera
gótica o pasional
con aquel simulacro
de ingenuidad cosmética
no otra cosa hacía
que imitar sin instinto
los ritos de la especie
y descubrir que yo
no era el ser genuino
que de mí se esperaba.
A veces
pasaba de puntillas
por delante de mí
o buscaba mi cuerpo
al dorso del espejo
de las inmolaciones
y de aquella manera
sigilosa o venial
con aquel merodeo
de sombra estupefacta
no otra cosa hacía
que extender por mi alma
panales derretidos
y depilar a tientas
cada palmo del ser
bajo el que yo esperaba.
También
impostaba una voz
inaudita y azul
o escogía otras...
De Tomelloso a Mauthausen
Tomelloso es un pueblo joven, dinámico, trabajador… y sin Historia....
“El año de Cervantes”, XXI Premio Periodístico Juan Torres Grueso
El año de Cervantes
Los pueblos de La Mancha son oasis de civilización en la extensa estepa amarilla. De igual modo que el mar se viste con el azul del cielo, aparece La Mancha ataviada de sol, perpetuamente dorada, en el lado de la Península donde ubicaríamos el corazón del mapa. Quizás Cervantes situó a nuestro hidalgo universal en este espacio solitario porque la naturaleza de su ser es precisamente esta acusada soledad de La Mancha, que dista entre sus comunidades una prolongación de silencio, donde inventar es el camino más corto para alcanzar la compañía de uno mismo.
Porque...
“El abuelo tiene callos”, Premio Local de Narraciones Félix Grande
El abuelo tiene callos
El abuelo tiene callos, va al callista con frecuencia, lo lleva María de los Ángeles Engracia. Pues tampoco es para tanto unos callos en los pies, vamos que yo entiendo de esguinces y de dolores de cabeza, bueno, y alguno de muelas hace unos años pero, a decir verdad, me parece un motivo muy poco creíble. En serio que no puede andar, debe tener todo el pie encallecido, deformado, y no poder andar pues te acorta mucho ¿Y esto le pasa en el izquierdo o en el derecho? No sé, yo no se lo he visto,...
“El sobre”, Premio Local de Poesía Ángel López Martínez
El sobre
El sobre se perdía
Cuando mi madre imaginaba otros mundos
y buscábamos el sobre por la casa:
En los cajones,
en los libros,
en la caja de los zapatos de tacón alto,
en la caja de los zapatos de tacón bajo.
Y yo nunca lo encontré,
a veces aparecían dos ¡vacíos!
¿cómo era posible?
El sobre contenía dinero,
en aquel tiempo mi padre traía el dinero del mes
a casa, siempre en un sobre,
y mi madre lo guardaba
cada vez en un sitio distinto,
nunca entendí muy bien por qué.
Cientos de sobres blancos perdidos,
Cientos de sustos de mi madre:
¡Hija mía dónde!
Hoy recuerdo esta imagen:
todos deshaciendo los armarios en orden
nunca volvieron a estar...
“Samsa”, Premio de Poesía José Antonio Torres
SAMSA
(Die Verwandlung)
Quizá en eso
consistía la felicidad
en pasar la tarde
con mis perros
en el jardín
sin hacer nada
o bañándome en la playa
pues alguien dijo
que un ser humano
a punto
de ser abandonado
siempre
puede confiar
en la compañía de sus perros
y que la soledad
-a cierta edad-
no sólo es digna
sino además
solemne
Fue
entonces
cuando anidó en mí
la insólita pretensión
de parecer un hombre
no quería ser mujer
-en realidad
no quise ser mujer
hasta mucho tiempo
más tarde-
yo quería ser
como mi padre
y dedicarme
a la muy noble profesión
de comerciante de telas
o, en su defecto,
de cualquier otro tipo
de suministros
y fumar en pipa
pero, claro, eso
resultaba poco femenino
Por atávicas decisiones
de parentesco
amanecía
entre sus brazos
donde pensar
tras un inquieto sueño
que la luz
era un veneno...