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sábado, 20 abril

“Nueva York, ego fui nació para ser itinerante y llegar a todos los lugares que sea posible”

Roberto Carretero

Durante un mes las paredes del Café de la Glorieta han acogido veintidós cuadros de Roberto Carretero, Gobi. La interpretación del artista a los poemas de “Nueva York, ego fui”. A pesar de confesarse mal lector de poesía, a nuestro juicio, el artista ha hecho una precisa y poética lectura de ese compendio de obras que componen el proyecto, inconmensurable, como la megalópolís a la que rinde homenaje. Como la “ciudad que nunca duerme” las obras de Gobi son un maremágnum de materiales, técnicas, estilos; un eclecticismo necesario y certero. Roberto, hay que decirlo, huye de la pretenciosidad como de la peste.

Nueva York, ego fui es un proyecto artístico que aúna la creación musical con la poesía, el teatro, la performance y la ilustración. Una visión particular de la importancia que la ciudad de Nueva York tiene para toda la poesía española contemporánea en la que Cristina Rodríguez (musicóloga y pianista), Sonia Ruiz (filóloga y actriz) y Roberto Carretero Casero (Gobi, ilustrador y muralista) se han fusionado para construir una versión original de una de las ciudades más relevantes del siglo XX. El proyecto, estrenado en Tomelloso el pasado 15 de enero, consta de un concierto poético, una exposición y un audiolibro.

Un amigo y compañero en las lides artísticas de Roberto, Rafael Rodrigo, dijo el día de la inauguración que este era “la exposición con mayúsculas” «Es la primera serie que hago. Se trata de la primera exposición en la que he trabajado con un concepto único. Todas las obras del mismo tamaño, con la misma idea y basadas en lo mismo». La técnica difiere en los cuadros «dependiendo del autor utilizo un medio u otro». Pero sí, es la exposición «más compacta, incluso la más exportable».

Gobi tiene la esperanza de que “Nueva York, ego fui” funcione en conjunto «las personas con las que he trabajado, Sonia, Cristina y los textos de los poetas». Además, «el audiolibro es la unión de todos los ingredientes». Nos explica que la muestra forma parte de los tres pilares del proyecto que son «el concierto poético, la exposición y el audiolibro, que es la parte más “tocable” del proyecto. En el libro te llevas el concierto poético, las ilustraciones, las memorias que ellas han recopilado en el viaje a Nueva York, es decir, todo en uno».

Roberto Carretero había ilustrado artículos de algunos de los componentes de Acento «y dos textos de Juan Torres Grueso con motivo del centenario de su nacimiento». Se está aficionando, dice, a la ilustración «cuanto te enfrentas al papel en blanco, puede que tengas la idea o no, pero cuando te dan un texto, te dan mucho hecho».

Inma Delgado Fotografía New Born

Son veintidós interpretaciones que Roberto Carretero hace de distintos textos o poemas «Hay muchos que los lees y lo tienes inmediatamente claro lo que vas a hacer. Otros que vas, un poco, con prueba y error. Y otros que crees que tienes que representar unas cosas, pero no son las que el poeta quiere decir. Gracias a Sonia Ruiz pude entender algunos de los poemas».

Con el único poeta que ha podido valorar la interpretación que ha hecho de sus textos fue con Dionisio Cañas «el día de la inauguración me dijo que le habían gustado mucho las ilustraciones de sus poemas. Que había sabido captar la idea y que estaba muy contento con el resultado».

“Nueva York, ego fui” nació para ser itinerante «Sonia y Cristina quieren mover el concierto poético por todos los lugares posibles, a través de alguna red de teatros o locales, donde puedan ejercer un efecto positivo para el proyecto. Tal vez  donde ellas estén actuando la exposición no tiene cabida, o al revés. Habrá sitios en los que solo estará la exposición, otros en que únicamente habrá representación y en otros lugares estarán ambas.  La idea es llevar el proyecto a Madrid, a Nueva York, a Almagro, a las ciudades de los poetas, también estaría bien. En los lugares donde refuerce el proyecto».

Gobi se muestra contento por el resultado de la muestra «sobre todo en la inauguración, es que, cuando ves que gusta tu trabajo, eso te satisface mucho. Por una parte el público aplaudió mucho en el teatro y cuando después vienes al Cafetín y a la gente también le gusta, eso da mucho gusto».

Le cuestionamos al artista por el cuadro que más le gusta y por el poema que le ha resultado más difícil de ilustrar. Nos sirve de excusa para repasar el libro, esta vez teniendo como cicerone al autor, nada menos. «”He bajado al aire” de Concha Cerdoya es uno de mis favoritos. Fue el primer poema que ilustré y en que me basé para seguir la serie. Cuando llevaba unos cuantos me di cuenta que cada poeta me decía una cosa y que no hacía falta seguir la misma línea».  Roberto pasa hojas buscando sus favoritos «”Hello, New YorK”, de José María Fonollosa. Aquí me ayudo mi hermano a tallar un corazón».  Por supuesto «”Nueva York” de Luis Antonio de Villena. Es el que use para el cartel; es un cuadro muy neoyorquino». “La Luna de Juan Ramón Jiménez, le costó mucho trabajo, nos cuenta «hice la luna con trozos de carteles que cojo por la calle y no funcionaba. Cuando lo borre quedaron los anuncios en blanco y vi la luna, ¿o es un anuncio de la luna?».

En “Andrey Hepbrun en Tifanny’s «la portagonista saca los pies del lodo, pero es un lodo azul  Tifanny’s; una mierda bonita». La ilustración del poema de Daniel García Florindo, “Taxi Driver” es un grabado «el taxi recorre las tripas, alumbrando la noche con su propia luz. Y él es todo. Es las vísceras, es el cliente, es el bueno, es el malo, es la noche, es como la ciudad de Nueva York». Seguimos avanzando por el libro y Gobi nos va desentrañando cada uno de los cuadros, para ilustrar “Great crack” de Miguel Ángel García Argüez, tras muchos intentos, uso la propia palabra “crack” «es más fuerte que cualquier concepto». “Reflecting Absence” «habla sobre la muerte, el silencio, la familia, el mar, la tierra…».

La ilustración de “Apocalipsis de Dionisio Cañas” «un poema que trata sobre el sida. A primera vista es una calavera, la representación de la muerte; hay una fosa y ataúdes que caen bajados por camposanteros. El cuerpo vuelve a la tierra. Hay una jeringa, dos cíclopes que custodian la muerte. Pero si le damos la vuelta, tenemos el skyline de Nueva York  con unas flores y el río».

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