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jueves, 18 abril

“A Fernando Ugena no solo lo eliminaron físicamente, también lo borraron de la historia”

Entrevistamos a Vicente Jesús Díaz Burillo, el ganador del Premio Artículo Periodístico “Juan Torres Grueso” de la LXVI Fiesta de las Letras con "De Tomelloso a Mauthausen"

“A Fernando Ugena no solo lo eliminaron físicamente, también lo borraron de la historia”

Vicente Jesús Díaz Burillo ha sido el ganador del Premio Artículo Periodístico “Juan Torres Grueso” de la LXVI Fiesta de las Letras. El jurado, por unanimidad, consideró que el artículo titulado “De Tomelloso a Mauthausen” publicado en enero de este año en los medios enTomelloso.com y el diario Lanza, era el merecedor del galardón.

Bogas Bus

 La pieza relata la historia de Fernando Ugena López, un tomellosero que después de la guerra civil se vio obligado a cruzar a Francia donde colaboró con el ejército francés, muriendo en el campo de concentración de Mauthausen, donde fue trasladado como prisionero por el ejército alemán. Con el escrito Díaz reivindica la figura de este tomellosero, que no solo fue eliminado físicamente en el campo sino del que también se borró su recuerdo.

Ha sido, nos cuenta, un galardón inesperado, una completa sorpresa «por un artículo que he publicado sin ser escritor ni periodista». Vicente nos confesaba que «es agradable recibir un premio en la Fiesta de las Letras, de las pocas actividades de la Feria de Tomelloso a la que asistía cuando vivía allí».

El artículo fue publicado originalmente en enTomelloso.com y Lanza porque el autor buscaba «un medio local, para que se conociese en el ámbito de Tomelloso». Un trabajo, asegura, que se podía haber publicado en una revista académica, escrito de otra forma «pero quería dar a conocer la historia de estas personas de las que no se sabía mucho». Ese desconocimiento sorprendió a Vicente Jesús «y por eso lo hice».

Vicente Jesús Díaz es un tomellosero que abandonó hace muchos años la ciudad «este tema lo empecé a trabajar para volver a tener contacto con Tomelloso e implicarme en su historia». Tiene una relación «distante» con la ciudad, la que le permiten las circunstancias, y es investigador en la Universidad Autónoma de Madrid.

Tesis doctoral sobre La Transición

Es Licenciado en Filosofía y está llevando a cabo su tesis doctoral sobre historia contemporánea, la Transición, nada menos. «Un tema que está muy de moda, y que, aunque no lo parezca, está relacionado con el artículo que publicamos». Para Díaz ese periodo de nuestra historia «ni fue el espectáculo maravilloso que nos vendían ni fue un fracaso completo como dicen por el otro lado». Pero en el caso de la memoria, que es lo que nos ocupa con el texto premiado, «la Transición fue bastante limitada. No es casualidad que no se haya hablado hasta 2017 de algo que ocurrió hace 80 años».

Le preguntamos a Vicente si esa limitación que dice no fuese tal vez autoimpuesta, el querer — unos y otros— echarle tierra a una época oscura de nuestra historia. «Hubo colectivos que sí reivindicaron memoria y justicia y que salieron a la calle, antes, sobre todo, de 1981, que fue un momento crucial debido al intento de golpe». Con los años de gobierno del PSOE «aquello se dejó de lado con la excusa de un supuesto proyecto de modernización del país. Se impuso la idea de que hablar del pasado era incompatible con aquel proyecto, que podría abrir heridas innecesarias». Asegura que las élites de los grandes partidos sí renunciaron a hacerlo «pero por abajo sí hubo reivindicación, acallada muchas veces y que no triunfó». Ese periodo podemos explicarlo como «una “correlación de debilidades”» señala Vicente citando a Vázquez Montalbán «todos tenían miedo a perder, pero yo tengo la sensación de que los que finalmente perdieron fueron los que ya lo habían hecho muchos años atrás y ganaron los que siempre suelen ganar».

Fernando Ugena, un tomellosero en Mauthausen

El artículo, “De Tomelloso a Mauthausen”, reivindica la figura de Fernando Ugena «un tomellosero del que no se había oído hablar y que tuvo una trayectoria casi literaria. Marchó voluntario a la guerra, se había politizado en Tomelloso, primero en el PSOE y luego en el PCE y acabó siendo militar». Ugena tuvo el macabro honor de «ir en el primer convoy de españoles que llegaron Mauthausen. Uno de los primeros de nuestros compatriotas que cruzaron las puertas del ese campo era de Tomelloso».

Se da el caso «y es algo que tampoco se cuenta» que a los españoles que se refugiaron en Francia tras la guerra, como Ugena o Valentín Espinosa «no los trataron muy bien». Los mandan a la Línea Maginot «y son los primeros que caen». Es una historia muy triste «van perdiendo allá por donde van. Son derrotados en España y pierden enseguida en Francia». Y cuando los españoles son los primeros en entrar en París con Lecrec no son reconocidos «no son reconocidos en España porque en Francia sí lo son».

Para Vicente resulta paradójico que «no solo no se homenajea a los que lucharon por la democracia y murieron en campos de concentración sino que sí se hace con los que permitieron que fuesen allí». Y, así, me explica que «fue después de la reunión de Himmler con Serrano Suñer cuando a los exiliados españoles no se les reconoce su nacionalidad y pasan de estar en campos de prisioneros a ir a campos de concentración, a exterminarlos». Y es que, en el fondo, señala «hubo connivencia del estado franquista para que esta gente desapareciese, literalmente».

Borrados de la historia

En España se instaló el miedo, contaba el autor, y triunfó el objetivo del totalitarismo, el olvido «que no se hable de la disidencia; no solo los perseguían para eliminarlos fisícamente, sino que también buscaban borrarlos de la historia». Algo que Vicente quiso plasmar en el texto premiado «compaginando la eliminación física de Fernando Ugena con la depuración que se le hace en España después de muerto. Aquí están borrando su memoria cuando allí ya lo han matado. Es como matarlo dos veces. Y encima una tercera, la del olvido».

Cuando Vicente Jesús descubrió que hubo tomelloseros en Mauthausen «hasta tal punto dudaba que tuve que venir al Registro Municipal a comprobar que Fernando Ugena era de Tomelloso, de la calle del Campo, además». El autor vive en Salamanca y allí está el Archivo de la Memoria Histórica y llega a esta historia de una manera casual, buscando información sobre un tío-abuelo suyo que murió en la batalla de Teruel «otra de esas circunstancias sangrantes, en mi casa no sabían dónde había acabado. Fue también voluntario y murió en aquella batalla y allí se quedó. Nadie habló más de él». Dado que el archivo está digitalizado hizo una búsqueda de españoles en campos de concentración alemanes «y había tres tomelloseros en campos de concentración, dos que murieron, Fernando Ugena y Valentín Espinosa, de quien también se podría escribir su historia y Abdón Alonso Casas, que no murió y quedó viviendo en Francia».

Curiosamente lo que Vicente sabe de Ugena es, sobre todo, a través de «los expedientes de depuración del Archivo de la Memoria Histórica, los informes que sobre él redactaba la Falange de Tomelloso o el alcalde de la ciudad». Esos documentos hablan de «un rojo peligroso que alentaba a las masas y a la horda comunista. Era la acusación típica, la “marca”, que después permitía depurarlos». Como en el fondo no tenemos mucha información de Ugena, y la que tenemos es sesgada, «podemos teorizar sobre lo que fue». Y Díaz se lo imagina como una persona concienciada políticamente, en la España de aquellos años era fácil estarlo. «Si asistía a la Casa del Pueblo lo más normal es que estuviera muy politizado y en el momento en el que estalla el golpe del 18 de julio se va a combatir por la República. Lo interesante es que sin ser militar es capaz de ascender en el ejército y llega a dirigir alguna brigada mixta». En definitiva, es la historia de un hombre «que se politizó y murió defendiendo sus ideas».

Un pueblo sin historia

En el principio del artículo, Vicente señala que Tomelloso es un pueblo joven y sin Historia algo que este entrevistador cree que necesita una explicación. «No me refiero a que la ciudad no tenga historia que se pueda contar. Claro que la tiene. Vicente Morales, por ejemplo, trabaja sobre ella. Pero la historia a la que normalmente apelamos y que más nos identifica no va más allá de mediados del XIX, cuevas, chimeneas industriales…  restos del “progreso”. Lo que Tomelloso no tiene es una tradición dura que pese sobre los tomelloseros; las tradiciones que tenemos son recientes e inventadas, y es verdad que todas lo son, pero es que en Tomelloso tenemos hasta constatación fotográfica de su creación. Somos un pueblo joven y yo creo que, en cierto sentido, eso es bueno, te permite actuar con libertad sin estar sujeto a un acervo muy antiguo». Para el autor esa circunstancia, esa seña de identida es buena y mala a la vez «es bueno, en tanto que te permite mirar al futuro sin pasado que te ate». Es malo «porque no estamos acostumbrados a conservar el pasado y el ejemplo más claro es la casa del Gallego, que por poco la tiran».

Continuará escribiendo artículos sobre la historia de Tomelloso

Vicente quiere seguir escribiendo artículos sobre Tomelloso «historia crítica, también local, porque ese es un déficit de los que trabajamos en la Universidad, hacerlo mucho de puertas para adentro y no salir fuera. La vinculación con Tomelloso la voy a seguir manteniendo, espero poder seguir trabajando sobre Valentín Espinosa, otro tomellosero asesinado en Mauthausen».

Me anticipa que la historia de Espinosa es también fascinante «era mucho más joven que Fernando Ugena, no conseguí mucha información sobre él, pero me escribió su sobrino-nieto cuando leyó el texto. Me agradeció que hubiese escrito sobre el hermano de su abuelo y me pasó información sobre él que me da pie a seguir investigando. Lo curioso es que este familiar era francés, nieto del hermano de Valentín Espinosa que se quedó en Tomelloso, pero que al final tuvo que salir del país. Los únicos que han mantenido viva la memoria de aquellos que se dejaron la vida defendiendo la democracia fueron los que salieron de España». La idea de Díaz es «seguir trabajando sobre los represaliados, los de Mauthausen, que son más vistosos, pero también sobre los que murieron aquí, sin tanta visibilidad como en un campo de concentración alemán».

De Tomelloso a Mauthausen

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