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viernes, 22 marzo

Mateo-Sagasta: “En un momento crítico para Cervantes, Avellaneda vino a tocarle las narices”

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El Centro Cultural “Casa de Medrano” acogió el pasado sábado, 8 de noviembre, un encuentro con el escritor Alfonso Mateo-Sagasta, autor de la conocida novela “Ladrones de Tinta”,  bajo el título: “Isidoro Montemayor y el misterio de Avellaneda”. Un acto que estuvo organizado por el Grupo Literario “Aldaba”, con la colaboración del Ayuntamiento de Argamasilla de Alba y con motivo del IV Centenario de la publicación del Quijote de Avellaneda que está celebrando la localidad en 2014.

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Presentado y moderado por el presidente de Aldaba, Jesús Díaz, el acto también contó con las intervenciones del alcalde, Pedro Ángel Jiménez, y la integrante del grupo Aldaba, María José López, además del propio autor y el numeroso público asistente que pudo intercambiar opiniones con Mateo-Sagasta, e incluso llegaron a criticarle “la mala vida” que le da a algunos de los personajes de sus historias.

Según Díaz, el autor, “en una apasionante novela”, pone de manifiesto una de las teorías sobre la identidad de Avellaneda, eso sí, envuelta en una intrigante trama que un aspirante a Hidalgo del siglo de oro español, Isidoro Montemayor, vive en primera persona.

Tras dar la bienvenida al autor y agradecer su presencia, el alcalde destacó que “nos encontramos inmersos en las celebraciones de este cuarto centenario” de la publicación del quijote apócrifo, un “texto de gran importancia para la tradición quijotesca de nuestro pueblo” porque en él se ratifica que Argamasilla de Alba es “El lugar de la mancha”. Además señaló que “tal vez somos los únicos que estamos celebrando esta efeméride”.

Para Mateo-Sagasta “el desacuerdo general” sobre quién pudo ser Avellaneda, “da mucha vida y es fundamental, porque lo importante de un libro no es que te dé respuestas sino que te provoque preguntas”, aun así se posicionó en la línea de Manuel Criado de Val que señala la participación de “muchas manos” en el texto.

En un momento crítico para Cervantes, arruinado y enfermo, “Avellaneda vino a tocarle las narices”, indicaba el ponente, “burlándose de él y haciendo escribir la segunda parte del Quijote”, una segunda parte que para Mateo-Sagasta “es de verdad” la primera gran novela universal.

En relación a su obra, el escritor indicó que para trasladar al lector al siglo XVII se debe explicar cómo se vivía de verdad en aquella época y para ello es necesario hablar de la pobreza, el hambre, la insalubridad y las enfermedades, “estar enfermo era lo normal” al igual que lo era que murieran muchos recién nacidos.

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Previamente al acto, Alfonso Mateo-Sagasta fue invitado a firmar en el libro de visitas ilustres de la Cueva de Medrano, en el mismo lugar donde según cuenta la tradición Cervantes gestó la universal obra.

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