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miércoles, 27 marzo

Antonio Linares corta un rabo en Herencia, y triunfa junto a Galán y Capea

 Fotos: Verónica Covisa y J.C.S.
Fotos: Verónica Covisa y J.C.S.

Fuente: Lanza, Julio César Sánchez

Se lidiaron dos toros de Carmen Lorenzo para rejones, de gran temple y calidad. Al primero, de nombre Pesetero, se le concedió la vuelta al ruedo. Y cuatro de Francisco Galache para lidia a pie. Nobles aunque no sobrados de fuerza. Mejores tercero y sexto.

El rejoneador Sergio Galán: Dos orejas y dos orejas.
El Capea: Dos orejas y silencio tras aviso.
Antonio Linares: Dos orejas tras aviso y dos orejas y rabo tras aviso.

Uno de los aditamentos más recoomendables en una disciplina artística en la que un público tiene que juzgar una obra es la personalidad. Las diferenciación. Ofrecer algo distinto. Y eso es lo que tiene Antonio Linares, un matador de toros de reciente alternativa que, al igual que hiciera en la tarde de su doctorado, el pasado 6 de agosto, en Herencia demostró ayer ser eso, diferente.

Con muchas aristas por pulir aún, sin duda, pero con madera para trabajar. Y entre esas aristas por pulir podemos citar el relajarse -o al menos aparentarlo- demasiado por momentos, y olvidarse a veces de que debe torear; torear un oponente que ofrece unas características determinadas a las que hay que encauzar, conducir y vaciar, a ser posible con temple y limpieza. Y a veces ni una cosa ni otra abundaron en la medida recomendable. No obstante se embraguetó con los dos, más con su segundo, en el que hubo derechazos largos y de mando. Se confió en exceso en el tramo final y resultó volteado aparatosamente, aunque sin consecuencias, siéndole otorgados los máximos trofeos.

Es de justicia citar la buena condición de los dos toros de Paco Galache de Antonio Linares; vacada que este año ha puesto de manifiesto que mantiene la calidad que siempre les caracterizó, y que tiene mimbres y fondo para verse de nuevo con solvencia en las plazas de toros.

El Capea derrochó disposición y ganas frente a un lote que se dejó sin más. Fue mejor su primero, a pesar de que le faltara recorrido. El torero salmantino alternó fases de toreo templado con otras de menor acople, siendo fiel a esa estética tan personal en la que la cabeza acompaña el trazo del muletazo. En su segundo pinchó hasta en cuatro ocasiones, recetando una buena entera a toro parado al quinto intento.

Cabe señalar que Enrique Martínez «Chapurra», sobresaliente del festejo, ejecutó un lucido quite al sexto de la tarde.

Sergio Galán protagonizó una actuación más que notable, ayudado por la magnífica condición para el toreo a caballo de sus dos oponentes, a los que llevó cosidos a la grupa de sus monturas, destacando con Capricho. Clavó con acierto sin apenas pasadas en falso. Además mató de certeros rejonazos cobrados a la primera en sus dos toros.

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