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martes, 8 julio

60 años de folklore vivo: la historia del Grupo Virgen de las Viñas de Tomelloso

Una tradición que se ha transmitido de generación en generación con los mismos pasos firmes con los que se baila una jota bien aprendida

En el corazón de La Mancha, donde el aire huele a mosto en septiembre y la tierra roja se agrieta bajo el sol del mediodía, late una de esas historias que no necesitan dramatismo para ser emocionantes. El Grupo Folklórico Virgen de las Viñas de Tomelloso cumple 60 años. Y no se trata solo de una cifra redonda, sino del testimonio vivo de una tradición que se ha transmitido de generación en generación con los mismos pasos firmes con los que se baila una jota bien aprendida.

Todo comenzó en 1965, cuando el padre carmelita Antonio Marquino, con ese empeño pedagógico que a veces transforma la cultura de un pueblo, quiso formar un grupo de baile para sus alumnas. Encontró en Alfonso Cuesta Molinero, tomellosero de pura cepa, un aliado indispensable. Alfonso había mamado el folklore desde pequeño y sabía de jotas tanto como de los refranes que llenaban las vendimias. Juntos pusieron en pie lo que sería el embrión de la agrupación: el Grupo Karmel-Virgen de las Viñas. Pronto, lo que era una aventura casi escolar se convirtió en una misión de rescate cultural.

60 años de folklore vivo: la historia del Grupo Virgen de las Viñas de Tomelloso

Durante los 70, el grupo se expandió como la sombra de un olivo manchego. Salieron de Tomelloso con laúde y bandurria bajo el brazo, llevando sus jotas a Francia, Bélgica y Portugal. “Cada vez que tocábamos fuera, la gente no entendía ni una palabra, pero se levantaban a bailar”, recuerdan algunos veteranos. Las jotas cruzaban fronteras sin necesidad de traductor. En los 80 llegaron a la televisión, apareciendo dos veces en «Gente Joven». Y eso, en aquella época, era como salir en prime time nacional.

Tras la retirada de Alfonso Cuesta, asumió la dirección Jesús Fresneda, uno de los miembros iniciales. El grupo ya era entonces una institución cultural. En los 90 llegó el primer disco, «Entre viñas y trigales», y también el Festival Navideño. En su primera edición rindieron homenaje al fundador. Un acto sencillo, emotivo, cargado de gratitud.

El siglo XXI no trajo descanso, sino energía renovada. Participaron en FITUR tres años seguidos, recuperaron el canto de los Mayos y crearon el Festival de Mayos Manchegos. En 2005, por los 40 años, editaron un DVD con grabaciones y fotos históricas. En 2011, su segundo disco: «Con tesón». Ese mismo año, el pueblo les otorgó el título de Viñadores de la Cultura. «Lo sentimos como un aplauso colectivo», decían entonces.

Pero fue en 2015 cuando demostraron que el folklore no tiene fecha de caducidad. Por su 50 aniversario, lograron reunir a exmiembros de todas las épocas para una actuación conjunta en la plaza. Aquello fue una fiesta intergeneracional, un cruce de caminos entre los que empezaron, los que estaban y los que venían. En 2017, el investigador Jesús Cañas publicó «Medio siglo de jotas», un libro que documenta esa historia con detalle.

En su repertorio caben jotas, seguidillas, fandangos, meloneras, villancicos, jerigonzas, gañanadas y todo lo que evoque la vida rural manchega. Pero sobre todo, la jota. La de Tomelloso, la de la Sartén, la del Candil… todas esas que han sobrevivido gracias a sus bailaores y cantaores, acompañados por una rondalla que aún arranca aplausos sin necesidad de efectos.

60 años de folklore vivo: la historia del Grupo Virgen de las Viñas de Tomelloso

El vestuario es parte del relato. Trajes de viñero, de faena, de gala, de ronda. Cada uno con su historia, cada uno recreado al detalle. En escena, la agrupación es un retablo costumbrista, una postal viva de la Mancha de antaño.

Han estado en festivales de todo tipo, desde Badajoz hasta el Teatro Romano de Mérida. Pero también organizan los suyos en casa: el Festival de la Romería, el Navideño y el de Mayos, donde grupos de toda España vienen a compartir escenario y tradición.

Este 2025 ha sido especial. El Festival de Mayos del 31 de mayo reunió a Mazantini (Ciudad Real), Los Jateros (Extremadura) y la Coral del Conservatorio de Tomelloso. El escenario fue la Plaza de España y, antes de los bailes, se descubrió una placa en honor a Alfonso Cuesta en la calle que lleva su nombre. En la Romería, ofrecieron un pregón musical en el Museo López Torres con piezas que emocionaron a todos. También pusieron la nota de color en la llegada de la Ruta del Vino en Vespa, una coincidencia simpática: ambas asociaciones cumplían 60 años.

J Sánchez Panaderos
60 años de folklore vivo: la historia del Grupo Virgen de las Viñas de Tomelloso

Hoy, el grupo está liderado por Francisco Javier Serrano, Fran para todos. Bajo su dirección, la agrupación sigue activa, con más de 50 miembros y una escuela que forma a los más pequeños. Ensayos, actuaciones, encuentros… Todo con ese espíritu que mezcla disciplina, amistad y amor por lo propio.

Quienes han pasado por allí hablan de una familia. Muchos recuerdan las correcciones de Don Alfonso en los ensayos: «¡A ver esos brazos en alto!». Otros, las aventuras de los viajes: un autobús averiado en la carretera manchega y una jota improvisada en la cuneta que acabó aplaudida por camioneros.

Tomelloso les quiere. Y ellos quieren a Tomelloso. Quizás por eso, cuando se habla de folklore en este pueblo, nadie duda de a quién nombrar primero. Porque si algo ha demostrado el Grupo Virgen de las Viñas en estos 60 años es que el folklore no es cosa del pasado. Es una manera de estar en el mundo. Y aquí, en este rincón de La Mancha, sigue más vivo que nunca.

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