Últimamente, me he detenido a observar los vestigios del pasado que aún se conservan en diversos rincones de Tomelloso. Cada día que pasa, estos elementos adquieren un mayor valor histórico, convirtiéndose en puntos de interés tanto para los habitantes locales como para los visitantes, o por lo menos, eso creo yo.
Sin embargo, el estado de conservación de muchos de estos lugares es preocupante. Algunos presentan un notable deterioro, y aunque en ciertos casos su restauración podría ser relativamente sencilla, en otros, especialmente cuando se trata de propiedades privadas, las soluciones no son tan inmediatas.
Imagino un futuro en el que estos espacios sean restaurados y abiertos al público, ofreciendo una ventana al pasado de Tomelloso y su estrecha relación con la industria vinícola. Sería una oportunidad para que tanto los residentes como los turistas conozcan y valoren la rica historia de nuestra ciudad. Tal vez mi entusiasmo sea excesivo, pero me gusta pensar que este sueño puede hacerse realidad.
