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viernes, 16 mayo
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La caza en familia: un estilo de vida con momentos únicos para asegurar el relevo

María de Pascual y su padre Juan Miguel son una familia cacereña unida por la caza: para ella es un estilo de vida mientras para su progenitor cazar le ha permitido vivir momentos únicos con su hija; son el ejemplo de un relevo generacional que, según los últimos informes, está en peligro en el país.

Uno de los estudios que profundiza sobre este asunto es el que elaboró en 2024 el Instituto Pirenaico de Ecología según el cual casi la mitad de los cazadores de la península tiene más de 60 años y la incorporación de jóvenes se ha reducido un 89 % en los últimos 50 años.

J Sánchez Panaderos

María de Pascual es crítica con estos estudios y cree que la falta de relevo generacional no alcanza esas cotas, según señala a Efeagro; de hecho defiende que una parte del fenómeno se debe simplemente a la menor tasa de nacimientos en España en las últimas décadas que deriva en un envejecimiento de la población.

No obstante, en su afán porque la actividad cinegética gane adeptos, esta cazadora extremeña, que ya acompañaba a su padre a cazar con 7 años en Valencia de Alcántara (Cáceres), está intentando que amigos suyos que no la practican se animen a ello.

Además, participa en el proyecto Proades «Caza y Naturaleza» puesto en marcha por la federación extremeña que cada año llega a más de 1.000 alumnos de Primaria de la región y trata de acercar a los escolares la realidad de la naturaleza y sus valores, al tiempo que se les pone en contacto con el medio y se les transmite la importancia de la conservación del ecosistema.

«No podemos permitir que unos niños que el día de mañana van a cuidar el campo no conozcan los animales que tenemos» y también se les informa de que la caza, de forma «controlada», sirve para «el control de enfermedades y de las poblaciones» cinegéticas.

Una vida cazando

Juan Miguel de Pascual, su padre, lleva 45 de sus 60 años de vida cazando y su intención es seguir activo «mientras pueda».

Es también ganadero y hace una defensa de la actividad cinegética porque ayuda a controlar la población de «alimañas como las zorras» y de otros animales que pueden transmitir «enfermedades» al ganado.

Para De Pascual, los cazadores jóvenes «no son depredadores, saben lo que es la caza» y es un colectivo al que «le gusta salir al campo, hacer buenas amistades y divertirse».

Juan Herrera es el director de la Escuela Española de Caza, una entidad encarga de impartir formación al cazador en materias como seguridad, adiestramiento canino, caza con arco o tiro.

QUIXOTEUS

Próximamente incorporarán cursos de formación para obtener licencia de armas (expedida por la Guardia Civil y que sirve para escopeta y rifle), diferente de la licencia de caza (expedida por las autonomías), según aclara a Efeagro.

Bajo su punto de vista, ha habido una desconexión progresiva del mundo rural», lo que «ha afectado» a la práctica de «muchas actividades, como la caza, que eran normales en el pueblo».

También cree que ha afectado la actual «imagen social» de la caza: se ha pasado de una época en la que el cazador «era una figura admirada» a que ahora puedan llamarle «‘asesino’ desde los entornos más desconocedores».

No obstante, está esperanzado porque «hay asociaciones de jóvenes cazadores bastantes numerosas y con actividad y en las que cada vez hay más mujeres, que son absolutamente necesarias».

La visión desde la federación

Desde la Real Federación Española de Caza (RFEC), su presidente, Josep Escandell, sí considera que hay un problema de relevo generacional en el sector y en «todo» lo que esté «muy vinculado (…) al primario».

Bajo su punto de vista, los jóvenes «no encuentran los atractivos» para continuar con esta actividad y además hay «muchos agentes y elementos que desincentivan y que obran en contra» de la caza.

Es un fenómeno que llega a las redes sociales, donde, «si alguien declara que es cazador, se ve sometido a ataques por la incomprensión, desinformación y desconocimiento que hay de la actividad».

«Una vez que cambiemos este escenario social, creo que podremos plantearnos otras iniciativas para fomentar que la gente se incorpore» a la caza porque es una actividad que últimamente se hace «por gestión y por imperativo para controlar la sobreabundancia de numerosas especies que afectan a los cultivos, son un riesgo zoonótico o provocan accidentes de tráfico», concluye.

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