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jueves, 28 marzo

Una de cada tres personas que se inyecta drogas tiene hepatitis C

Según este estudio, entre los 71 millones de personas que viven con hepatitis C en todo el mundo, 6,1 se han inyectado drogas recientemente

Una de cada tres personas (39%) a nivel mundial que se inyectó drogas durante el último año vive con la infección de hepatitis C, según una nueva investigación del Centro Australiano de Investigación sobre Drogas y Alcohol y el Instituto Kirby en Sydney.

La investigación, publicada este lunes en la revista ‘Addiction’, supone la primera ocasión en la que investigadores estiman el número de personas que se inyecta drogas y además tiene hepatitis C a nivel mundial, regional y nacional.

Según este estudio, entre los 71 millones de personas que viven con hepatitis C en todo el mundo, 6,1 se han inyectado drogas recientemente. Si bien esto solo representa el 8,5 por ciento de todas las infecciones, existe una considerable carga adicional entre las personas con antecedentes de consumo de drogas intravenosas. Se estima que el 25 por ciento de todas las nuevas infecciones de hepatitis C ocurren en personas que se inyectan drogas, como resultado de compartir agujas y jeringas.

La nueva investigación también revela que el mayor número de personas con hepatitis C que han inyectado drogas recientemente viven en Europa del Este, Asia del Este y Sudeste, y América del Norte. A nivel mundial, la mitad de todas las personas con hepatitis C que han inyectado drogas recientemente viven en cuatro países: Rusia, Estados Unidos, China y Brasil.

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En Australia, país de los investigadores, hay casi 40.000 personas que recientemente se han inyectado drogas que viven con hepatitis C. Sin embargo, es uno de los únicos cuatro países en el mundo con una alta cobertura de programas de jeringuillas y terapias de sustitución de opioides.

«A nivel mundial, el acceso a la reducción de daños es pobre: solo el 1 por ciento de las personas que se inyectan drogas viven en países donde los programas de jeringuillas y la terapia de sustitución de opioides están disponibles de forma amplia. Sabemos que estas estrategias son efectivas para prevenir la hepatitis C, por lo que debemos mejorar nuestros esfuerzos para prevenir la infección de hepatitis C y reducir el número de nuevas infecciones», señala la doctora Sarah Larney, del Centro Nacional de Investigación sobre Drogas y Alcohol.

Para otra de las investigadoras, Judy Chang, resulta «preocupante» que más de la mitad de todas las infecciones de hepatitis C entre personas que recientemente han inyectado drogas ocurran en países con una cobertura «inadecuada» de los servicios de reducción de daños. «El objetivo de que la hepatitis C deje de ser una amenaza para la salud pública no será alcanzable a menos que mejoremos el acceso a los servicios de reducción de daños, desestigmaticemos el consumo de drogas y mejoremos la salud general de las personas que consumen», ha indicado.

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