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jueves, 28 marzo

El mensaje de los Municipios Ribereños a Sánchez: “las desaladoras son un medio, no un fin”

Para los ribereños, el problema con el Trasvase es fruto de "una doble mala gestión", de la que son "culpables" los sucesivos "inquilinos" de Moncloa y los "perennes" regentes de San Esteban, en Murcia

El presidente de la Asociación de Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía, Francisco Pérez Torrecilla, ha advertido de que «las desaladoras son un medio, no un fin». Con estas declaraciones, el presidente de los municipios ribereños se ha referido al compromiso del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de duplicar la capacidad de desalación en Levante en 2021, durante su reunión con el presidente de la región, Emiliano García-Page.

En nota de prensa, los ribereños aseguran que «desconfían» de la promesa de Sánchez y temen que la solución consista en garantizar todavía más agua subvencionada por todos los españoles, en vez de controlar y racionalizar de una vez por todas la demanda, reduciendo el agua trasvasada.

«¿De qué nos sirve a nosotros que se nos garantice que se vaya a desalar más agua, si no vas a racionalizar la demanda? Lo único que vas a conseguir es seguir multiplicando exponencialmente las hectáreas de regadío a costa del bolsillo de todos los españoles sin reducir el volumen de agua trasvasada», ha afirmado Francisco Pérez Torrecilla.

A su juicio, «el discurso es tramposo si no se garantiza la reducción del agua trasvasada, solo el aumento de la desalada; pedimos más desalación como medio para terminar con el Trasvase, no como fin, por lo que el Gobierno central debe explicar cómo y cuándo va a proceder a ese intercambio de agua desalada por agua trasvasada».

Para los ribereños, el problema con el Trasvase es fruto de «una doble mala gestión», de la que son «culpables» los sucesivos «inquilinos» de Moncloa y los «perennes» regentes de San Esteban, en Murcia. «No se puede aplicar el Trasvase dando siempre por buenas las necesidades de los demandantes», ha indicado Pérez Torrecilla. «Cuanta más agua reciben, más agua demandan, porque desde 1986 se han multiplicado las hectáreas de regadío ilegales, que se han ido legalizando con el beneplácito de una administración cómplice».

Así, ha afirmado el presidente de los municipios ribereños, «sin control», la oferta del Gobierno es «tramposa»: «No sólo no van a acabar con el monstruo, sino que lo van a engordar más; si no va acompañado de una sentencia en firme sobre el fin del Trasvase se trata de otro premio a los regantes del SCRATS, no de un alivio para el Tajo».

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