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viernes, 19 abril

Un eufemismo para la ley del embudo, por Manuel Buendía

Se ha convertido en una insana costumbre la utilización de eufemismos, sobre todo a nivel político, con la idea preconcebida de que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Así lleva ocurriendo en España desde hace 38 años, en los que después de la muerte del dictador nos han estado convenciendo de que vivimos en una democracia. Después de tantos años, y analizando la situación política de nuestro país de una manera rigurosa, me atrevo a afirmar que decir que vivimos en democracia es aplicar un eufemismo para lo que se debería llamar en realidad la ley del embudo. Para ponernos en situación voy a repetir la explicación o significado que tiene Google para la palabra democracia:

Democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.invierno en n.york city

Hay democracia directa cuando la decisión es adoptada directamente por los miembros del pueblo. Hay democracia indirecta o representativa cuando la decisión es adoptada por personas reconocidas por el pueblo como sus representantes. Por último, hay democracia participativa cuando se aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas o cuando se facilita a la ciudadanía amplios mecanismos plebiscitarios. Estas tres formas no son excluyentes y suelen integrarse como mecanismos complementarios.

El caso es que de las formas de democracia que hay, la menos democrática es la democracia indirecta que es la que nosotros tenemos, pero que además de eso está totalmente castrada, ya que el monstruo bicéfalo, es decir: los dos grandes partidos, con la ayuda de los nacionalistas se encargaron de construir un sistema de representación democrático a su medida. Es por esto que se da la paradoja que el partido que actualmente está en el poder tenga la mayoría absoluta con sólo el apoyo de una cuarta parte de la población. Esa es nuestra democracia: 44 millones de habitantes sufren las imposiciones legislativas de un partido en el gobierno que obtuvo 11 millones de votos.

En el caso de nuestra Comunidad Autónoma es aún más sangrante y, de la misma manera, el Estatuto de Autonomía Castellano Manchego fue impuesto por PP y PSOE en mutuo acuerdo, de tal manera que para tener representación autonómica un partido político debe tener aproximadamente el 15% de los votos, y podría darse el caso que con ese porcentaje, dependiendo de la distribución del mismo y ayudado por la Ley D´Hondt, según que provincias, sólo obtuviera 2 ó 3 diputados de los 49 que existen actualmente.

Para humillar más aún a la democracia indirecta de nuestra región el PP pretende una reforma en la que se reducirán a la mitad los diputados regionales, pero siguiendo con el sistema de jurisdicciones provinciales, eso hará que un partido político necesite aproximadamente entre un 22% y un 25 % de los votos para poder tener representación parlamentaria, y que otro partido por la misma dichosa ley D´Hondt con un 35% ó un 37 % pueda tener mayoría absoluta. Una vez más se demuestra la Ley del embudo por la que la actual presidenta de nuestra región: María Dolores Cospedal (me niego a llamarla de Cospedal, ya que su apellido paterno carece de esa preposición) impone una ley, para perpetuarse en el poder, a una población de 2,121.000 habitantes, aunque ella sólo tuvo el apoyo de 560.000.

En un momento en que la ciudadanía está más indignada que nunca con la clase política, en el que las frases: No nos representan y Lo llaman Democracia y no lo es, se han convertido en el lema de una generación, esta señora con pretensiones aristocráticas y absolutistas, al igual que el rey francés Luis XVI, desprecia al pueblo y mira hacia otro lado  ¿Alguien tiene dudas aún de que no estamos en una democracia real?

Tenemos muy aprendida la lección de las consecuencias de las Mayorías Absolutas en este sistema, una mayoría absoluta es una patente de corso para el partido gobernante para imponer lo que les dé la gana. Si el gobierno ve rechazo en las calles a sus políticas, endurece la ley y sus políticas represivas amparándose en que tiene el beneplácito del pueblo. Si la justicia encausa a sus amigos el gobierno no duda en presionar a ésta, y si al final no logra amedrentarla revocará la sentencia firme con una amnistía, esto lo está haciendo continuamente nuestro Gobierno. Están secuestrando la democracia para poder seguir en la poltrona.

Pero hay más: Todos los días se producen hechos que nos remiten al pasado más oscuro de éste país, la libertad de expresión ha dejado de ser la columna vertebral del sistema democrático. La disidencia se castiga con violencia física por parte de los cuerpos de seguridad del Estado y por medio de leyes sancionadoras. Los herederos de Franco campan a sus anchas por el paisaje ibérico sintiéndose nuevamente el bando ganador, demostrando que son ellos los que nunca han pasado página.

La conclusión es que nuestro pretendido sistema democrático está degenerando en una dictadura de las mayorías relativas. Podemos seguir llamándolo democracia, pero para regenerar la democracia hace falta caminar hacia el lado contrario, el Pueblo debe implicarse, debemos ir hacia otras formas de democracia más directas y ahondar en la democracia participativa. Desde las asociaciones de vecinos, los sindicatos,  y desde todo el tejido asociativo de distintos tipos de afectados se puede presionar al poder. Hay que potenciar más las Iniciativas Legislativas Populares. Algunos partidos políticos pueden hacer su trabajo desde sus respectivos foros, pero para eso deben cambiar las leyes electorales nacionales y autonómicas, hay que equiparar la igualdad de oportunidades electorales para todos,  no debemos dejar que nuestra mínima democracia, que tanto sufrimiento costó, por la que tanta gente sufrió cárcel y represión antes de conseguir un mínimo de libertades, se ahogue aún más. El gobierno actual va en esa línea de recortar derechos y libertades, quieren quitar representantes del pueblo y aumentar los cargos elegidos a dedo, quieren darle más poder a las Diputaciones Provinciales, los únicos cargos políticos que no elige el Pueblo. Quieren, en definitiva, estrechar aún más la salida del embudo,  ¡no les dejemos!

Manuel Buendía Pliego
Manuel Buendía Pliego
Persona inquieta y multidisciplinar. Artista plástico, profesor de dibujo y acuarela, diseñador, gastrónomo, y escritor aficionado. Ha publicado en distintos medios digitales varios relatos, también ha publicado un libro de microrrelatos junto a Carlos Naranjo, y está trabajando en varios proyectos editoriales.
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