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viernes, 29 marzo

El próximo 30 de abril finaliza el plazo para contratar la última modalidad del seguro de viñedo

uvas

La Correduría de Seguros de Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha, ACM Especialistas en Riesgos Agroalimentarios, ha informado a los profesionales del sector vitivinícola que el próximo 30 de abril es la fecha límite para poder contratar la última modalidad del seguro de viñedo.

Esta modalidad ofrece cobertura parcela por parcela de toda la explotación vitícola y cubriría las pérdidas al 100% de los daños por pedrisco en el momento en el que se tenga al menos un 10% de daño en la parcela afectada o parte de ella, si esta afección supera una hectárea, como puede ocurrir en grandes parcelas vitícolas.

Asimismo esta modalidad (o módulo P) ofrece una cobertura, parcela por parcela, contra las inundaciones o lluvias torrenciales, lluvias persistentes, viento huracanado, incendio y fauna silvestre, cubriendo daños por conejos u otras especies cuando se pierde más de un 20% de producción de la viña.

La primavera, el momento más sensible para la viña

Tal y como afirma el director de ACM Especialistas en Riesgos Agroalimentarios, Pedro Leandro, “si analizamos nuestro contrato de seguro de viñedo en esta modalidad, la cobertura de las lluvias persistentes ofrece una garantía consecuencial, lo que significa que compensa por las pérdidas de producción que el posible mildiu provoque, limitando esta compensación económica parcela a parcela hasta un máximo de daños en producción del 70%”.

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“Tenemos todo el mes de abril para cubrir nuestro bolsillo contra estos riesgos que acechan a nuestra explotación”, matiza Pedro Leandro, quien subraya que “la primavera es el momento más sensible de nuestra viña; los brotes son tan tiernos que cualquier pequeño pedrisco de las frías tormentas puede arrojarlos al suelo; los brotes son también pasto de los conejos, que sacian su hambre con ellos; y en determinadas circunstancias de desarrollo, temperatura y humedad, los brotes pueden dar alojo al temido mildiu que, como cualquier enfermedad, no sólo estropeará el esplendor del viñedo, sino que destrozará la producción que tanto cuesta sacar adelante”.

Por ello Pedro Leandro afirma que “nuestro miedo ante estos peligros tiene remedio; no podemos evitar que ocurra pero sí podemos transformar en euros las pérdidas por estos riesgos, compensando económicamente algunos de esos remolques llenos de uvas que, como otros años, han ayudado a mantener la profesión vitivinícola”.

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